El presidente francés rechaza acusaciones de corrupción

El presidente francés Nicolas Sarkozy rechazó ayer las acusaciones de corrupción en su gobierno y apoyó al ministro del Trabajo, Eric Woerth, sospechoso de haber recibido 150,000 euros (190,000 dólares) en donaciones ilegales durante la campaña presidencial de 2007 por parte de Liliane Bettencourt, la heredera de L´Oreal y la mujer más rica del país.

A Woerth se le acusa también de haber ayudado a Bettencourt a evadir impuestos cuando él era titular de Presupuesto, mientras su mujer gestionaba el patrimonio de la multimillonaria. Bettencourt se hizo una de las principales beneficiarias de la desgravación fiscal aprobada por Sarkozy en 2007, por la que pudo deducir 30 millones de euros.

"Eric Woerth es un hombre honesto y competente. Goza de mi confianza absoluta”, declaró el mandatario en una entrevista con la cadena televisiva France 2. “Francia no es un país corrupto. La clase política, tanto  de la derecha como la izquierda, es generalmente honesta”, agregó.

Sin embargo, Sarkozy recomendó a Woerth dejar el cargo de tesorero del partido oficialista Unión por un Movimiento Popular para centrarse exclusivamente en la reforma de pensiones, que estipula subir la edad de jubilación de 60 a 62 años.

Mientras tanto, el escándalo dura ya tres semanas y ha provocado el descenso de los índices de aprobación del presidente al nivel más bajo desde que fuera elegido en 2007.

Sarkozy recordó que un informe gubernamental absolvió a Woerth de sospechas relacionadas con Bettencourt, pero el opositor Partido Socialista demanda que se encargue del asunto un magistrado instructor independiente y denuncia a Sarkozy como “el principal obstáculo" de la justicia imparcial.