En Francia este miércoles 14 de julio se celebra la Fiesta Nacional –la conmemoración de la gloriosa toma de la Bastilla– con su típico desborde de emociones, aunque esta vez con considerable reducción de gastos en comparación con los años anteriores.
Por supuesto que en los Campos Elíseos tanto los franceses, como numerosos turistas tendrán la posibilidad de presenciar el tradicional desfile militar, mientras que la recepción para invitados de honor y huéspedes extranjeros que este día siempre ofrecía el presidente de Francia ha sido cancelada.
Las unidades militares harán el tradicional recorrido desde el Arco de Triunfo hasta la plaza de la Concordia. Además los espectadores podrán contemplar por primera los aparatos de vuelo no tripulados. En total en el acto solemne por parte francesa participarán varios miles de soldados. El desfile con la participación de grupos aéreos y equipos bélicos costará unos 4 millones de euros.
En honor del 50 aniversario del proceso de la descolonización por primera vez en la marcha participarán unidades militares de países francófonos de África, decisión que causó una gran polémica ya que, según una serie de asociaciones públicas, Francia como la ex metrópoli no tiene pleno derecho moral a organizar dicho acto.
Procurando apaciguar los ánimos políticos, el dirigente de la República ha declarado que no se trata de celebrar el 50 aniversario de la independencia de las antiguas colonias, sino rendir homenaje a los estrechos vínculos que creó la historia entre las naciones. Según Sarkozy la participación en el desfile de 400 soldados africanos será un digno tributo a todos sus compatriotas que “fallecieron por la libertad de Francia en las Primera y Segunda Guerras Mundiales”.
Para la festividad se ha establecido el nivel 'rojo' de alerta de seguridad, mientras que 3.000 policías y gendarmes capitalinos serán los encargados de preservar el orden público en París.
Numerosos conciertos y actuaciones artísticas completarán la fiesta. Aunque debido a un necesario ahorro de recursos las autoridades optaron por suspender el programado y demasiado costoso concierto de música rock al pie de la Torre Eiffel que tuvo un gran éxito el año pasado reuniendo a unas 700.000 espectadores.