Un hombre común que se transforma en mediador entre las personas y los espíritus... Una de los personas más conocidas de este tipo de la zona es Valentín Jagdáev. En la zona del lago Baikal, los chamanes cumplen con múltiples funciones y son muy respetados por la población local.
Así como se ve, Valentín es una persona normal, vive con su familia y hasta tiene un trabajo. Sin embargo, gracias a las predicciones del anterior chamán, debía convertirse en el siguiente guía espiritual de esta parte de Rusia.
Hoy en día por medio de este esforzado padre de familia los espíritus de Baikal se comunican y trasmiten sus bondades. Está ubicado en el pueblo de Buriatia, Siberia, en la isla de Oljón, un lugar cargado de espiritualidad.
Para los pueblos de esta zonal es una isla sagrada. El mismo Baikal lo es también para todos aquí. Su nombre se traduce como 'lago rico', 'océano de tesoros' u 'agua santa del cielo' que se encuentra en el 'ombligo sagrado' de nuestro planeta.
El camino para llegar a la isla es largo, sin embargo son varios los que cruzan el lago para llegar hasta allá. Muchos de ellos con el único objetivo de tener un encuentro cercano con el maestro.
“Muchos creen y por eso acuden al chamán en los momentos críticos de sus vidas. O sea el hombre aspira a algo, reza y no importa la religión. Ahora existe un montón de chamanes, conozco a la mayoría, varios de ellos son falsos pero existen algunos verdaderos y son muy respetados por la gente”, destaca un ciudadano llamado Alexander Beketov.
Ya en la isla sagrada, el chamán se prepara y viste para la ceremonia con su traje nacional buriatio. Uno de sus amuletos representa los tres mundos: el celestial, el terrenal y el infernal; así como también representa las tres épocas: el pasado, el presente y el futuro. Según Valentín, estos serían conceptos claves para el chamanismo.
“En 1990 los ancianos se reunieron, entre ellos estaba mi padre, y me eligieron chamán. Yo tenía 30 años. Lo decidieron así para que el chamán viviera más tiempo. Además el anterior predijo que el del dedo raro lo reemplazaría y llevaría el 'bastón de las tradiciones y de los ancestros'. Desde entonces difundo las tradiciones, la historia y cultura”, destaca Valentín Jagdáev.
Antes de convertirse en 'guía', Valentín vivió una situación que no muchos pueden volver a comentar. El experimentó una muerte clínica, el cese por completo de las funciones orgánicas que por lo general precede a la muerte.
“Vi una luz blanca blanca, pero que no quemaba la vista. Era la luz del conocimiento universal, pero yo sabía que si me acercaba y penetraba en ella ya no podría volver a la Tierra. Parece que me obligaron a regresar, entré por un pelo, como si fuera un túnel, y en seguida recordé a Budda. La dimensión y el tiempo cambian allí. No son suficientes todas las palabras para explicar todas las sensaciones que se sienten allí”, recuerda.
En un momento lleno de misticismo durante la ceremonia, examina las manos de una persona y abre el tercer ojo con el dedo que le convirtió en chamán del lago Baikal. En general, Valentín Jagdáev mantiene viva la espiritualidad y las tradiciones ancestrales de la región del lago.
“Este es un lugar sin precedentes, un lugar único. Y no sólo se trata de naturaleza virgen, la gente es muy amena aquí. La cultura de la región se mezcla de las tradiciones rusas y buriatas que nutren el chamanismo”, asegura la turista italiana Luisa Lombardín.