"A pesar de que los cazas cuentan con los más avanzados sensores y cámaras, a los pilotos les resulta difícil distinguir al amigo del enemigo al no contar con refuerzos terrestres, sobre todo porque los militantes del EI se esconden entre los civiles para ocultar su ubicación", comentó Ben Connable, exoficial de inteligencia de la Armada estadounidense, citado por AFP.
En la última semana los cazas y drones norteamericanos han efectuado al menos ocho bombardeos contra objetivos del Estado Islámico cerca de Koban, pero estos ataques hasta el momento no han cambiado el rumbo de la batalla por esa estratégica localidad cerca de la frontera con Turquía a favor de las fuerzas kurdas.
Según el exasesor de las fuerzas especiales norteamericanas Seth Jones, la difícil situación en la que se encuentra Koban refleja cómo la Fuerza Aérea de EE.UU. tiene serias limitaciones sin el apoyo de fuerzas terrestres que guíen a las aeronaves hacia los objetivos. Las limitaciones también se deben a que los aliados -las fuerzas kurdas- no están bien organizados, por lo que no pueden tomar ventaja de los bombardeos.
"Es preocupante la situación en Siria, donde la aviación estadounidense no tiene una buena coordinación con las fuerzas terrestres, en parte debido a que hay gran cantidad de grupos rebeldes en Siria", dijo Jones.
Las fuerzas kurdas están lejos de ser un ejército coherente y están siendo superados por los militantes del Estado Islámico, que por el contrario están bien organizados y financiados, agregó.