Algunos de los policías encargados de la seguridad de las fosas en las que se encuentran los cadáveres que podrían corresponder a los 43 estudiantes desaparecidos aseguraron que "los quemaron vivos". "Pusieron todos los cuerpos en la fosa, les echaron diésel y les prendieron fuego", informa 'El Mundo'.
El presidente Enrique Peña Nieto aseguró en una rueda de prensa que se tomarán las acciones que permitan “el debido esclarecimiento de los hechos” para “encontrar a los responsables y aplicar de manera estricta la ley a estos hechos". "En el estado de derecho no cabe el más mínimo resquicio para la impunidad", agregó.
Las autoridades mexicanas hallaron la semana pasada una cantidad indeterminada de cadáveres en unas fosas comunes cerca del lugar en el que se produjo la trágica desaparición de 43 estudiantes. Este suceso tuvo lugar en el contexto de una protesta estudiantil contra las reformas educativas en la localidad de Iguala, al norte de Guerrero, que conllevó enfrentamientos y ataques armados por parte de la Policía y criminales, dejando seis muertos y 25 heridos.
El procurador estatal de Guerrero, Iñaki Blanco, ha afirmado que 28 cadáveres han sido recuperados de estas fosas clandestinas y que harán falta al menos dos semanas para identificar los cuerpos a través del ADN. Asimismo, aseveró que la Policía de Iguala está vinculada al narcocártel Guerreros Unidos y citó el testimonio de dos sicarios que confesaron haber llevado a "17 de ellos [estudiantes] al colmo de un cerro en El Pueblo Viejo, donde tienen fosas clandestinas y donde los mataron".
A día de hoy, las autoridades mexicanas ni confirman ni desmienten el hecho de que los restos encontrados en las fosas de Iguala pertenezcan a los estudiantes desaparecidos, mientras que la ONU denuncia que "la extrema gravedad de los hechos, ligada a la desaparición de tantas personas, coloca lo acontecido entre los sucesos más terribles de los tiempos recientes".