El mes pasado, el mundo conoció otro grupo terrorista, Jorasán, una organización veterana de radicales afilados a Al Qaeda en Oriente Próximo que, según el director del FBI, James Comey, "está empeñado en destruir", y, más específicamente, en EE.UU.
"Jorasán estaba trabajando y lo saben, puede seguir trabajando en un esfuerzo para atacar a EE.UU. o a nuestros aliados, y quiere hacerlo muy, muy pronto", declaró Comey en una entrevista con CBS News.
Comey no aclaró cuándo se podría producir un ataque. "Dada nuestra visibilidad sabemos que son personas serias, empeñadas en la destrucción. Y así que tenemos que actuar como si viniera mañana", explicó.
Tal vez la revelación más impactante de Comey fue que alrededor de una docena de ciudadanos estadounidenses combaten en Siria en el bando del fundamentalismo islámico. Además, el Gobierno estadounidense conoce la identidad de las personas que pueden entrar libremente en EE.UU. por ser ciudadanos de este país.
"Al fin y al cabo, un ciudadano estadounidense, salvo que se le haya revocado el pasaporte, tiene derecho a volver. Así, si alguien que ha luchado con Estado Islámico y tiene pasaporte estadounidense quiere volver, vamos a realizar su seguimiento con mucho cuidado", aseguró el director del FBI.
El grupo de Jorasán apareció en escena el 13 de septiembre, detallado por primera vez por Associated Press y fuentes estadounidenses anónimas.
De acuerdo con la información de la agencia, miembros de este grupo no viajaron a Siria para luchar contra el Gobierno del presidente sirio Bashar Al Asad, sino que más bien "fueron enviados por el líder de Al Qaeda Ayman al Zawahiri para reclutar a europeos y estadounidenses, cuyos pasaportes les permiten abordar un avión estadounidense con menos escrutinio de los funcionarios de seguridad".