Durante la última audiencia del juicio, Ross Ulbricht, supuesto creador de la página 'Silk Road', en la que se vendían artículos ilegales, calificó de "imposible" las explicaciones dadas por los representantes gubernamentales sobre la forma en que localizaron el portal (supuestamente su IP se filtró a través de un CAPTCHA para identificarse en el sitio web), por lo cual las autoridades habrían 'hackeado' el sitio para encontrar la ubicación física del lugar.
Ante ello Serrin Turner, ayudante del fiscal federal, declaró que "incluso si el FBI 'hackeó' el servidor de 'Silk Road', esto no es ilegal ni se encuentra restringido por la cuarta enmienda –que protege a los ciudadanos estadounidenses de detenciones arbitrarias–, ya que los servidores se encontraban en territorio extranjero". Además, agregó que en todo caso "Silk Road albergaba un sitio criminal, por lo cual sería razonable que el FBI lo 'hackeara' para encontrarlo, ya que esto simplemente se puede considerar como una inspección a bienes extranjeros que contiene evidencia criminal, para lo cual no se necesita una orden judicial".
Desde 2013 la detención de Ulbricht por el caso 'Silk Road' ha renovado el debate sobre la regulación y los límites que se pueden tener en el ciberespacio. Para unos, Ulbricht es visto como un defensor de la libertad en la Red, mientras otros, basados en los cargos presentados por el FBI lo condenan por haber organizado y operado el portal donde se podían adquirir drogas, armas, pasaportes ilegales, entre otros.