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Mujer exyihadista: "Vi crucificar a un joven, decapitar a un hombre y decidí huir"
Una joven que se incorporó a las filas del Estado Islámico de forma voluntaria y acabó desertando de él relata la crueldad de los yihadistas y el trato humillante al que someten a las mujeres.
Tras la declaración del califato del Estado Islámico muchas mujeres de la región decidieron trasladarse hasta Irak y Siria y unirse a las filas del grupo en busca de una vida mejor. Confiaban firmemente en las afirmaciones de los líderes del movimiento yihadista, según informa 'Christian Post'.
Sin embargo, los hechos demuestran que mucho de lo que se profiere para lograr el reclutamiento de mujeres resulta mentira. La crueldad de los métodos de los yihadistas no cesa de sorprender y, últimamente, de infundir temor, como refleja el testimonio de una joven musulmana que desertó del Estado Islámico.
Khadija –se trata de un nombre falso para asegurar la confidencialidad–, que es profesora de escuela primaria, explicó a la cadena estadounidense CNN que había abandonado su trabajo e ingresado en las estructuras del Estado Islámico siguiendo los consejos de un hombre tunecino que había conocido en Internet.
El contacto tunecino de Khadija aseguraba que el Estado Islámico haría triunfar el islam de forma correcta y que las crueldades se debían a la situación de guerra. Una vez establecido un control duradero de la situación, los partidarios del movimiento radical aseveraban que serían "menos violentos", recuerda la mujer.
En el marco de sus obligaciones en el Estado Islámico, Khadija formó parte de un destacamento de mujeres que vigilaban que las demás cumplían con los preceptos de la ley 'sharía'. Poco a poco sus tareas fueron cambiando y la exprofesora se encontró estudiando cómo manejar un rifle de asalto y dispararlo. Todo este tiempo se mostró dispuesta a tolerar crueldades en nombre de un futuro más moderado.
Pero las atrocidades de los radicales provocaron serias dudas en la mujer. El maltrato y abuso sexual al que los combatientes sometían a las mujeres, los casamientos forzosos, las decapitaciones y las crucifixiones le mostraron con toda crudeza el salvajismo de la organización yihadista. "Vi crucificar a un joven, decapitar a un hombre y decidí huir", comentó Khadija.
El momento definitivo de su desengaño llegó cuando los terroristas la presionaron para que aceptara un casamiento forzoso. Ahora Khadija está en Turquía y oculta su identidad por el temor de ser un blanco de la venganza de los yihadistas. "Solo quiero volver a mi vida anterior. Ser alegre, amar la vida, reír, viajar, dibujar, escuchar música. Quiero ser todo esto de nuevo", concluye la exyihadista.
Sin embargo, los hechos demuestran que mucho de lo que se profiere para lograr el reclutamiento de mujeres resulta mentira. La crueldad de los métodos de los yihadistas no cesa de sorprender y, últimamente, de infundir temor, como refleja el testimonio de una joven musulmana que desertó del Estado Islámico.
Khadija –se trata de un nombre falso para asegurar la confidencialidad–, que es profesora de escuela primaria, explicó a la cadena estadounidense CNN que había abandonado su trabajo e ingresado en las estructuras del Estado Islámico siguiendo los consejos de un hombre tunecino que había conocido en Internet.
Los militantes del Estado Islámico nos decían que las crueldades se debían a la situación de guerra
El contacto tunecino de Khadija aseguraba que el Estado Islámico haría triunfar el islam de forma correcta y que las crueldades se debían a la situación de guerra. Una vez establecido un control duradero de la situación, los partidarios del movimiento radical aseveraban que serían "menos violentos", recuerda la mujer.
En el marco de sus obligaciones en el Estado Islámico, Khadija formó parte de un destacamento de mujeres que vigilaban que las demás cumplían con los preceptos de la ley 'sharía'. Poco a poco sus tareas fueron cambiando y la exprofesora se encontró estudiando cómo manejar un rifle de asalto y dispararlo. Todo este tiempo se mostró dispuesta a tolerar crueldades en nombre de un futuro más moderado.
Pero las atrocidades de los radicales provocaron serias dudas en la mujer. El maltrato y abuso sexual al que los combatientes sometían a las mujeres, los casamientos forzosos, las decapitaciones y las crucifixiones le mostraron con toda crudeza el salvajismo de la organización yihadista. "Vi crucificar a un joven, decapitar a un hombre y decidí huir", comentó Khadija.
Quiero volver a mi vida anterior
El momento definitivo de su desengaño llegó cuando los terroristas la presionaron para que aceptara un casamiento forzoso. Ahora Khadija está en Turquía y oculta su identidad por el temor de ser un blanco de la venganza de los yihadistas. "Solo quiero volver a mi vida anterior. Ser alegre, amar la vida, reír, viajar, dibujar, escuchar música. Quiero ser todo esto de nuevo", concluye la exyihadista.
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