"Mientras Irán esté gobernado por los ayatolás y se fundamente en una filosofía sectaria debemos tener cuidado", señaló el dirigente de la política exterior estadounidense durante los gobiernos de Richard Nixon y Gerald Ford. "Pero básicamente, como país, Irán es un aliado natural de Estados Unidos. Son los componentes ideológicos y religiosos lo que lo transforman en un antagonista".
El político retirado no especificó en la tertulia 'Meet the Press' qué componentes "naturales" podrían propiciar el acercamiento entre Teherán y Washington. Tampoco ofreció un vínculo a las opiniones que compartió hace poco más de un mes con la audiencia de National Public Radio.
Entonces Kissinger declaró a la emisora que Irán "es un problema más grande que el Estado Islámico" para EE.UU., porque es "muy potente desde el punto de vista estratégico". Catalogó al propio EI de "grupo de aventureros con una ideología muy agresiva" que todavía tendrían que "conquistar mucho más territorio antes de llegar a ser una realidad estratégica permanente".
Sin embargo, los intentos actuales de la coalición internacional liderada por Washington de combatir el Estado Islámico pueden ofrecer una explicación racional sobre el cambio de retórica respecto a Irán, de momento perfilándose a nivel no oficial, que muestran los políticos retirados. Los comentarios que otro exsecretario de Estado, James Baker, ofreció en la misma tertulia con Kissinger también estuvieron relacionados con los bombardeos de las posiciones de los extremistas en Irak y Siria.
El responsable de los asuntos exteriores en las administraciones de Ronald Reagan y George H.W. Bush supuso que Irán podría llegar a estar implicado más estrechamente en la lucha contra el extremismo y afirmó que el país persa "se opone muchísimo a lo que está haciendo el EI". "Me sorprendería que Irán no nos ayudara a manejar este asunto tranquilamente", dijo en una entrevista cruzada en la NBC.