Las lecciones de la Guerra de Vietnam, uno de los conflictos más sangrientos en los que ha participado Washington, sostiene el experto, no fueron aprendidas por EE.UU. y no impidieron que Washington lanzara operaciones militares en Afganistán e Irak e interviniera en Oriente Próximo.
"Reformar otro país es difícil, reformarlo mediante la ocupación es aún más difícil, reformar a un país que mantiene sus tradiciones políticas es prácticamente imposible", resaltó el politólogo.
"¿Cuándo entenderemos que intervenir en los asuntos de otros países y regiones no es una estrategia beneficiosa, ni para nuestra propia seguridad?", se pregunta Adams.
Según el profesor, la resolución de los problemas de Oriente Próximo no está en manos de EE.UU., y cada vez que Washington interviene impide que los turcos, sirios, jordanos, iraquíes o egipcios detecten y solucionen sus diferencias.
Mientras, las partes aprovechan la injerencia de EE.UU. en su lucha contra sus vecinos o contra EE.UU.