Ahmad, uno de los contrabandistas, mostró a esta cadena lanzamisiles que esconde en una casa y que -afirma- ni siquiera están en poder del Ejército libanés. "Este es un B-10 y este es un B-9 antitanque", dice el comerciante ilegal.
Estas y otras toneladas de armas destinadas a diferentes grupos de rebeldes sirios cruzan la frontera de manera regular. "Las llevo al Ejército Libre Sirio. Cruzamos a caballo, varias personas, cada semana. 2 o 3 veces", agregó.
Las llevo al Ejército Libre Sirio. Cruzamos a caballo, varias personas, cada semana. 2 o 3 veces
En 2012, un año después del comienzo del conflicto en Siria, la ONU reconoció el creciente flujo de armas en la zona. Ahora el envío de armamento se ha vuelto más difícil. Según Ahmad, cada mes 2 o 3 contrabandistas mueren al cruzar, bien en enfrentamientos o tras pisar una mina. Pero el tráfico no cesa.
El Ejército libanés y las fuerzas sirias son incapaces de controlar los casi 400 kilómetros de la frontera común. Mientras tanto, la connivencia internacional y las grandes sumas de dinero que mueve este negocio, hacen prácticamente imposible que el tráfico de armas disminuya en un futuro próximo, ayudando a perpetuar la guerra en Siria.