Pena corporal: ¿Una tradición o violación de derechos de los menores?
La India es uno de los países del mundo más famosos por su 'adicción' a las tradiciones, a pesar de que algunas de ellas provocan una verdadera indignación por parte de los ciudadanos.
Uno de los casos más contradictorios en este sentido es la costumbre de seguir con los castigos corporales para los alumnos en las escuelas del país.
A pesar de que no son registrados oficialmente, siguen ocurriendo cada día. Monti, de 10 años de edad, comenta que sufre azotes cada vez que no cumple con sus tareas en la clase: "La maestra trata de enseñarnos. Pero cuando no aprendemos, empieza a darnos golpes. Yo a veces me echo a llorar cuando me pega".
En 2000 el Tribunal Supremo de la India prohibió todas las formas de castigo corporal en los colegios del país. Sin embargo, las antiguas tradiciones mueren lentamente. Muchos maestros, e incluso algunos padres, todavía creen en la necesidad de una rígida disciplina.
Una de las maestras, Shanta Sahai, comenta: "Si el niño no cumple con sus tareas de casa, además, si ya le hemos repetido varias veces, entonces tenemos que disciplinarlo. No queremos golpearlos, pero a veces nos enojamos. Nos esforzamos tanto en enseñarles que nos vemos obligados a castigarlos".
El escandaloso caso del suicidio de Rouvanjit Rawla, de 13 años de edad, ha tenido una gran resonancia en la sociedad india. El adolescente, que estudiaba en un privilegiado colegio masculino en Kolkata, se ahorcó en casa a principios de este año después de haber sido maltratado en el aula.
Su padre, Ajay Rawla, no halló respuestas en el colegio y puso una demanda en la policía contra tres maestros supuestamente involucrados en el caso: "Creo que ellos le golpeaban periódicamente, y mientras él recibía castigos solamente de su maestro era capaz de resistirlo. Pero cuando todos lo acosaron ese día, pienso que su mente joven no pudo soportar tanta ira, angustia, humillación, y aislamiento por parte de sus compañeros". En cuanto a la situación general, Rawla tiene una opinión muy firme: "Claro que existe una ley contra este tipo de castigos. Si dejamos a alguien pegar a nuestros hijos, habrá un monstruo que vaciará su ira en un niño y no podremos hacer nada para salvarlo. De eso ni discutir. Nadie tiene derecho a tocar a nuestros hijos. Nadie. Dios nos los dio para amarlos y no para que alguien les pegue".
El director del colegio admite el propio hecho de golpear al niño, pero no se siente responsable de su muerte.
Sin embargo, el simple hecho de los castigos físicos en una de las antiguas escuelas de élite, a pesar de la prohibición oficial, ha provocado una fuerte polémica. Sameer Malhotra, psiquiatra, comenta: "Es muy importante tener aquella sensibilidad para entender lo que pasa en la mente del niño, es decir, entender por qué no ha hecho su trabajo a tiempo. Y hasta que no llegamos a estas cuestiones, culpar al niño o golpearlo con una vara no ayudará a solucionar el problema. Primero, el niño puede acostumbrarse a esta clase de castigos y el efecto desaparecerá, o si un niño es sensible y toma a pecho los castigos, se sentirá muy vulnerable".
Maestros que tienen en sus aulas más de 50 alumnos a la vez afirman que suelen recurrir a los castigos físicos sólo para poder mantener la disciplina. Abha Adams, asesor educativo, argumenta: "A menudo oímos frases como 'el aula es un escenario de guerra'. Los maestros tienen miedo de ir a la clase por la falta extrema de respeto y les cuesta mucho mantener la disciplina. Pero es un proceso de dos direcciones. No sólo hay que entrenar a los maestros, sino también hacer comprender a los alumnos que existe un código de conducta".
Mientras el Gobierno indio planea introducir incluso medidas penales por los castigos físicos a los niños, los padres no pierden la esperanza de que un día sus hijos vuelvan del colegio sin moretones ni chichones.