Pese a llegar casi a iniciar una 'guerra' con el Congreso de EE.UU. los generales del Departamento de Defensa insistieron en el cumplimiento de sus compromisos en relación a los helicópteros rusos.
A mediados de julio el comandante de la Fuerza Internacional para la Asistencia y la Seguridad (ISAF, por sus siglas en inglés), el general Joseph Dunford, compareció ante el Congreso advirtiendo de que una posible anulación de las entregas de los Mi-17 a Kabul "sería un catástrofe".
Como explicó el general, las fuerzas especiales afganas prevén usar helicópteros rusos en sus operaciones contra los terroristas y narcotraficantes.
Además, Dunford dio a entender que sin los helicópteros Mi-17B-5, que están perfectamente adaptados a volar en las montañas y a una gran variedad de temperaturas, los militares locales no podrán llevar a cabo sus planes. Ello significa que la capacidad de combate contra terroristas y traficantes de drogas del contingente de estadounidenses que queda en Afganistán tras la retirada de las tropas internacionales se reduciría drásticamente.
Helicópteros rusos, manzana de la discordia entre el Congreso y Pentágono
El principal contrato para el suministro de Mi-17B-5 a Afganistán fue alcanzado entre el consorcio ruso Rosoboronexport y el Gobierno de EE.UU. en mayo de 2011. A finales de ese mismo año los primeros helicópteros llegaron a Kabul. Las entregas se completaron en 2012.Pero los congresistas siempre presionaban al Pentágono con la exigencia de cancelar los acuerdos. Tras no poder llegar a un consenso con el Pentágono, el Senado de EE.UU. aprobaba en noviembre de 2012 una enmienda que prohibía la compra de Mi-17B-5 rusos. Más tarde se descubrió que no era necesario cumplirla porque el documento tenía el carácter de mera recomendación.
Únicamente a mediados de 2013 el Pentágono tomó la decisón definitiva de no cooperar con Rusia en este ámbito. En ese momento EE.UU. ya había firmado con Rosoboronexport varios contratos adicionales para el suministro de Mi-17V-5 que hasta hoy se ve obligado a cumplir no solo porque necesite imperiosamente este equipamento militar en países como Afganistán e Irak, sino porque la anulación de los contratos implicaría grandes multas para la administración estadounidense.