La manifestación derivó en fuertes disturbios y los manifestantes lanzaron botellas y piedras contra la Policía, que ha usado gases lacrimógenos, porras y cañones de agua para dispersar a la muchedumbre.
Desde el principio de las manifestaciones se desplegó un fuerte dispositivo policial que, sin embargo, no logró evitar los incidentes.
Los enfrentamientos más violentos se produjeron entre grupos de extrema derecha opuestos a la inmigración y miles de manifestantes antifascistas.
Los incidentes tienen lugar con el fondo de las recientes informaciones que revelan que en Alemania viven numerosos extremistas islámicos. De acuerdo con Hans-Georg Maassen, jefe de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, actualmente hay alrededor de 6.300 extremistas islámicos en el país, aunque la cifra podría aumentar hasta los 7.000 antes de final de año.
Se estima que alrededor de 450 fundamentalistas islámicos procedentes de Alemania han viajado a Siria e Irak. Según las autoridades alemanas, la mayoría de ellos son ciudadanos alemanes y alrededor de un 30% procede de países como Turquía, Marruecos y Bosnia.