En un artículo dedicado al reciente discurso del mandatario ruso, el autor, conocido por su rechazo al imperialismo estadounidense, se niega a "comparar a Putin con el criminal de guerra corrupto de la Casa Blanca o sus títeres en el poder en Alemania, el Reino Unido, Francia, Japón, Canadá o Australia". A su juicio, el mensaje que Putin pronunció en el Club Internacional de Debates de Valdai evidencia su superioridad.
Es necesario reproducir las declaraciones de Putin íntegramente para que den impulso a discusiones públicas entre las personas con sentido común en Occidente, sugiere Craig Roberts. Eso generaría "coros de aprobación". Pero, admite, ese tipo de debate abierto es poco probable en un país que es considerado por sus propios gobernantes como 'excepcional' e 'indispensable', poseedor de derechos extralegales sobre la hegemonía en el mundo.
Washington y "sus medios prostituidos" evitan mencionar otros puntos de vista que no sean los suyos propios, recalca el político y economista retirado. A todo el mundo se le ofrece "ser nuestros vasallos o nuestros enemigos". Si no quieren convertirse en vasallos, países como Rusia, China, India, Irán, Sudáfrica, Brasil y otras naciones de Latinoamérica, acaban siendo declarados enemigos.
A los lectores de la página web del Instituto de Investigaciones sobre la Globalización se les propone encontrar algún político estadounidense capaz de responder a las preguntas que se le plantean de una manera tan concisa y franca como lo hace Putin en lugar de evadirlas. Ni siquiera los profesores de Harvard, Princeton, Yale o Stanford lo harían, dice el exasesor del presidente Ronald Reagan.
Después de leer los comentarios de Putin todo el mundo llega a la conclusión de que es un líder de escala mundial, insiste Craig Roberts. Por eso el autor no excluye que Washington haya ideado un magnicidio contra un "personaje tan destacado". La CIA podría enviar a uno de los terroristas musulmanes que tiene amparados, algunos de ellos incluso en Rusia.