Hace seis meses Sabina Selimović, nacida en Viena hace 15 años, abandonó a sus padres dejándoles una nota con la que los informaba de que se iba a Siria a morir por Dios en la yihad. Tras cruzar a pie la frontera desde Turquía junto con su amiga Samra Kesinović, las dos menores se convirtieron en esposas de militantes del Estado Islámico. Recientemente Sabina habló mediante mensajes de móvil con el semanario francés 'Paris Match' para desmentir su previa confesión de que se sentían desengañadas con el nuevo estilo de vida que las obligan a llevar.
Sabina dijo que no estaba embarazada e insistió en que disfrutaba de su nueva vida en Siria, donde se sentía libre para practicar su religión de una manera que no le era posible en Austria.
Sobre su día a día en la ciudad siria de Raqqa, bastión del Estado Islámico, Sabina Selimović escribió: "Me gusta la comida, es muy similar a la de Austria, aunque la mayoría de los alimentos son 'halal'. Pero también se puede conseguir 'ketchup', Nutella y cereales".
Los agentes antiterroristas austríacos creen que la entrevista concedida por Sabina podría haber sido realizada a punta de pistola. "Es casi seguro que la obligaron a negar públicamente lo que había dicho anteriormente", cita a la Policía antiterrorista austriaca el diario 'Daily Mail'.
El marido de la joven, militante del Estado Islámico, habría seguido órdenes del grupo yihadista y forzado a Sabina a ser entrevistada por la revista debido a que las anteriores declaraciones de las jóvenes, que afirmaban sentirse muy desilusionadas y querer volver a Austria, han hecho mucho daño a la campaña propagandística del Estado Islámico, que destina muchos esfuerzos a reclutar a nuevos miembros.