El robo de identidad amenaza a Estados Unidos
En el siglo de la revolución tecnológica, las compras a través de Internet son una cosa común y corriente. Sin embargo, últimamente en EE. UU. son cada vez más frecuentes los casos de robo de datos personales y su uso ilícito para obtener un crédito bancario.
De acuerdo al FBI, el robo de identidad es un problema que cada año afecta a más de 10 millones de consumidores en Estados Unidos. Esta situación es más común de lo que se piensa. Los datos a nivel nacional indican que, en la mayoría de los casos, la usurpación tiene como fin "obtener aval comercial o préstamos".
Esta estrategia delictiva ha crecido tanto en estos últimos años, que las autoridades federales estadounidenses emprendieron una serie de campañas orientadas a prevenir al publico. Sin embargo, los esfuerzos son pequeños en comparación con el número de casos.
Básicamente la operación delictiva comienza con la pérdida o hurto de documentos de identidad, esto puede suceder al utilizar Internet o al extraviar una tarjeta de identificación. Posteriormente el documento o información se adultera en favor de una tercera persona, que puede abrir una cuenta corriente o una garantía comercial en nombre del damnificado. A partir de este punto, las posibilidades criminales son innumerables.
Una de las consecuencias para las víctimas del robo de identidad son las líneas crediticias. En la mayor parte de los casos, las personas afectadas no podrán recuperar su credibilidad bancaria para obtener préstamos y otros.
El robo de identidad ha llegado a tal extremo que en las redes criminales existen bases de datos aún con fotos de las víctimas, cuyos datos personales sirven para que alguien cambie cheques y abra cuentas a nombre del titular. Y todo esto puede ser adquirido en mercados negros de información que, por lo general, están en Internet vendiendo la identidad de millones de personas al mejor postor.
Uno de los mayores inconvenientes hasta el momento consiste en que las bandas aprovechan la distancia para moverse de un lugar a otro y seguir sustrayendo dinero. Además, la variedad de interpretaciones jurídicas en cada país no hace sino dificultar la captura y los procesos penales en contra de estos delincuentes y sus herramientas tecnológicas, que cada día son más difíciles de eliminar.