EE. UU. opera en Irak y Afganistán con aviones no tripulados
Hace unos diez años la creación de aviones no tripulados manejados a distancia parecía algo propio de la ciencia-ficción. Sin embargo, los conceptos de la guerra y de la aviación militar han cambiado y el hecho de que un avión se infiltre en territorio enemigo sin poner en riesgo la vida de los pilotos ya no parece tan irreal. Los 'drones' o vehículos aéreos no tripulados (UAV por sus siglas en inglés) son los aparatos pilotados por operadores que se encuentran a miles de kilómetros de la zona de los ataques, así que ni siquiera perciben el daño y las destrucciones que causa este avión.
En los últimos años la producción de esos aparatos se ha convertido en toda una industria, a la cabeza de la cual se encuentra Washington. Según algunas estimaciones, la Fuerza Aérea estadounidense opera más de 7.000 aparatos y en el presupuesto de 2010 se prevé destinar unos 3.500 millones de dólares al desarrollo y adquisición de estos aparatos.
Las ventajas de los 'drones' son evidentes, tanto en el campo de batalla como en comparación con los aviones clásicos. En primer lugar, no ponen en riesgo la vida de los tripulantes, son capaces de permanecer en el aire durante horas sin tener que reabastecerse de combustible, son 10 veces más baratos que los reactores caza y, además, vuelan a una altura de 20.000 pies, lo que los hace casi indetectables. Cuentan con cámaras que graban información sobre los movimientos de las tropas del enemigo y algunos hasta pueden desactivar artefactos explosivos. Todas estas características convierten a los 'dronoes' en un arma perfecta para las operaciones de la CIA en Pakistán o Afganistán. Por el momento, el 50% de las operaciones aéreas de EE. UU. en Irak y Afganistán se realizan con 'drones' y todas las misiones terrestres son antecedidas por el vuelo de uno de estos aparatos.
Sin embargo, los expertos se muestran preocupados por el hecho de que las mismas aeronaves puedan terminar a disposición de los terroristas.
Siemon Wezeman, colaborador del instituto internacional de investigación pacífica de Estocolmo, que ha elaborado un informe sobre los 'drones' para el Parlamento Europeo, dice que esta idea es muy probable. "Si la guerra es barata, ¿por qué no utilizarlos? Sobre todo contra los países pequeños y organizaciones con las que en otras ocasiones te sentarías a hablar en una mesa", afirma.
Aunque la ONU cuestione la legalidad del uso de estas máquinas, su demanda no parece reducirse. Al contrario, son más los escenarios donde esta guerra tecnológica, desarrollada a miles de kilómetros y sin riesgo para las tropas, gana terreno en el frente de batalla personalizada.