El Día de Neptuno más cálido de las últimas décadas
El último domingo de julio Rusia celebra una de sus fiestas favoritas: el Día de Neptuno. Es una fiesta doble, ya que coincide con el Día de la Marina de Guerra. Así que los desfiles militares y las ceremonias solemnes también incluirán algunos elementos 'traviesos' de juego y carnaval.
El protagonista del Día de Neptuno son los ritos acuáticos, igual que para su precedente el Día de Iván Kupala, que se celebró hace un mes, el último fin de semana de junio. Pero en julio las aguas dulces de ríos y lagos ceden el honor a las aguas saladas.
La fiesta se celebra con juegos, espectáculos, burlas y carnavales, cuyas estrellas son el propio Neptuno y su corte: sirenas, demonios y genios del agua.
Las tradiciones de la fiesta, dedicada al dios romano de los mares, se remontan a la ceremonia que acompañaba el cruce de la línea equinoccial en las naves militares. Originalmente apareció como un intento de complacer a Neptuno y conquistar su benevolencia para atravezar el ecuador sin bonanza. Luego la ceremonia se modificó en una prueba para los novatos, destinada a averiguar si los nuevos tripulantes eran fiables y capaces de enfrentar largos períodos agitados en el mar abierto. La iniciación o bautismo consistía en meter al desdichado en las aguas saladas, sacarle y luego hacerle atravesar reptando un compartimento ensuciado con aceite de mótor. Una vez superadas las pruebas, el novato recibía un certificado sellado con una estampa personal de Neptuno y ya no tenía que volver a pasarlas.
El documento decía: "¡A todas las sirenas, serpientes, rorcuales, tiburones, delfines, rayas y a otros ciudadanos nuestros! Certifico que el teniente del presente documento (nombre, apellido, puesto y nave indicados) está bautizado con agua salada y se consideró ser digno para convertirse en nuestro súbdito fiel", y la firma de Neptuno llevaba también latitud, longitud, hora, mes y año.
Los marineros rusos celebraron por primera vez el día de Neptuno en 1803, cuando dos naves rusas, Nadezhda (Esperanza) y Nevá, bajo el mando de Iván Krusenstern y Yuri Lisiánski atravesaron la línea equinoccial.
Hoy en día la fiesta es celebrada no sólo por los marineros, sino también por los civiles de todas las edades. De los ritos originales de la Marina quedó la costumbre de meter a los incautos en el agua, o por lo menos ducharles inesperadamente, y ensuciar sus caras y, a veces, sus cuerpos.
La atracción principal de la fiesta tradicionalmente han sido sus ritos acuáticos y la oportunidad perfecta de gozar de la frescura de cualquier tipo de fuente.
Este año, debido al récord de temperaturas alcanzadas en el país, el entusiasmo del público hacia la doble fiesta también bate todos los récords, ya que la participación no requiere de unos trajes complicados, sino al contrario, da la oportunidado de quitarse casi todo lo que se lleve puesto.