Este domingo, la organización sin fines de lucro Wikileaks facilitó a varios medios de comunicación 90 mil informes estadounidenses en Afganistán donde se revelan, entre otras cosas, operaciones encubiertas o muertes de civiles de las que nunca se informó públicamente.
Wikileaks facilitó estos documentos a los rotativos The New York Times, de Estados Unidos; The Guardian del Reino Unido, y Der Spiegel de Alemania, y se espera que en las próximas horas se difundan en la página web de esta organización.
Según The New York Times, los documentos confirman, entre otras cosas, que los servicios secretos de Pakistán ayudaron en secreto al movimiento terrorista Talibán, mientras que el gobierno paquistaní recibía, también en secreto, más de mil millones de dólares anualmente por su ayuda contra los insurgentes afganos.
De momento, las alegaciones que más dañan el Ejército son las denuncias de 195 injustas muertes de civiles, muertos ilegalmente por los soldados de la coalición. Muchos de ellos eran motociclistas y conductores inocentes cuya única culpa fue la de haberse atrevido a acercarse a soldados de la ISAF; por sus acciones fueron tomados por terroristas suicidas con bombas.
Por ejemplo, se dio a conocer un incidente en el que una patrulla estadounidense disparó a un bus, hiriendo a 15 pasajeros. También se detallan incidentes en que civiles fallecieron a manos de soldados británicos.
Las mencionadas notas descubren también la existencia de una “unidad negra”, especializada en “matar y capturar” a los líderes del talibán sin ningún fallo judicial de por medio.
La publicación de los documentos se produjo tras la detención del analista de inteligencia Bradley Manning, acusado este mes de filtración de datos clasificados.
Manning fue detenido después de que un pirata informático, Adrian Lamo, denunciara que el analista había presumido el haber descargado 260 mil documentos clasificados y habérselos enviado a Wikileaks.
La Casa Blanca no tardó en reaccionar a la aparición de estos datos. En un comunicado, el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca James Jones indicó que las filtraciones "ponen en peligro las vidas de los estadounidenses y de nuestros socios".
Jones también subrayó que los documentos filtrados abarcan el periodo entre enero de 2004 y diciembre de 2009, la mayor parte durante el mandato del presidente George W. Bush. También señaló que en 2009 el nuevo inquilino de la Casa Blanca aprobó una nueva estrategia para las tropas estadounidenses en Pakistán, proporcionando mayores recursos para la guerra y prestando una mayor atención al hacer frente a los refugios de Al Qaeda y los talibanes en ese país.