En vez de eso, sostienen, el concepto de un mundo sin Occidente ha aparecido de pleno en el horizonte.
Lo que está pasando en su lugar es un esfuerzo concertado de los poderes emergentes para construir paralelamente arquitecturas multilaterales en desvío al orden liberal que transformará la política y economía internacional de manera fundamental
"La principal cuestión en la política internacional actualmente no es si Pekín será seducido, incentivado o incluso obligado a unirse al existente sistema internacional de liberalismo", escriben los expertos.
Tampoco es si EE.UU. y China se dirigen a una Tercera Guerra Mundial, algo que pronostican algunos académicos tradicionales como la única alternativa ante la creciente competencia entre ambos.
"Lo que está pasando en lugar de esto es un esfuerzo concertado de los poderes emergentes para construir paralelamente arquitecturas multilaterales desviándose del orden liberal, lo que transformará la política y economía internacional de manera fundamental", señalan los analistas.
El último y más claro ejemplo de esta dinámica es el nuevo Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (BAII), fundado en China, que debe convertirse en una alternativa al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional.
Otros ejemplos incluyen alianzas políticas internacionales como la Organización de Cooperación de Shanghái, los BRICS, y varias iniciativas de desarrollo económico como la Nueva Ruta de la Seda.
Aunque estas estructuras todavía no son tan grandes e influyentes como sus pares occidentales, se están desarrollando a tal velocidad, en tales direcciones y con tales fines que supondrán alternativas significativas en los próximos diez años.
"El 'mundo sin Occidente' ha llegado mucho antes de lo esperado, acelerado por una embriagadora mezcla de realidad y percepción de que la crisis financiera mundial aceleró el ascenso de los demás", resaltaron Naazneen Barma, Ely Ratner y Steven Weber en su ensayo.