Homs, cuna de la civilización, es hoy símbolo de destrucción. Allí la guerra casi ha acabado… con todo. Pero la amenaza de los combates no se derrumba. Ahora, el Estado Islámico (EI) acecha por el este y Al Nusra ataca con fuerza por el oeste, mientras los ciudadanos tratan de conservar la frágil paz construyendo muros y creando milicias.
En el suburbio Al Waer los francotiradores utilizan edificios de refugio, pero también a los civiles que aún viven allí. Muchos de ellos escaparon de Homs, y ahora, convertidos en escudos humanos, ya no consiguen huir de Al Waer.
"Todos sentimos miedo aquí por los disparos. No podemos salir a buscar trabajo. No podemos conseguir comida. Pero la comida no lo es todo. Más importante es estar a salvo", confiesa a RT un residente.
Llevan 14 meses encerrados. Solo al ver la cámara de RT se arriesgan a salir. El miedo ha paralizado sus vidas. "¿Ir a la escuela? Imposible. A mi amigo Mohamad le dispararon hace poco. Por todo el camino se oyen los disparos. Es mejor estudiar en casa", cuenta un niño local.
Y rezar –dicen– para que no caiga un misil en sus hogares.
Pero la situación aún es más difícil para quienes viven en la línea de fuego. Los francotiradores están a pocos metros de las casas que son permanentemente objeto de disparos.
"Salí a comprar y todo estalló. Caí al suelo. No veía nada. Sentí mucho dolor [en el estómago] y también me habían herido en la pierna", cuenta un pequeño que habita una de estas casas. Sin embargo, no fue allí, sino de camino, cuando un mortero explotó.
Anhelan protección. Desesperados, algunos vecinos se han organizado en una milicia local. "Muchos civiles han muerto aquí. El ejército sirio combate a los insurgentes, pero los vecinos siguen aquí y necesitan seguridad. Nosotros tratamos de dársela", explican.
Vigilan las calles y construyen muros. Pero pese a estar divididos buscan un acuerdo. "Tenemos una especie de compromiso de alto el fuego, pero la firma depende de los extremistas de Al Nusra, no solo del Gobierno. Y si los extremistas no lo aceptan, tenemos un segundo camino: el militar", afirman.
Ajenos a este acuerdo, los vecinos de Al Waer buscan recuperar el camino de la paz. Son conscientes de que un compromiso con Al Nusra serviría de poco cuando acecha cada vez con más fuerza el avance del Estado Islámico.