Nueva York es una de las diez ciudades portuarias más vulnerables al cambio climático del mundo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
La primera advertencia calamitosa del cambio climático fue el huracán Sandy, recuerda un artículo publicado en 'Business Insider'. En cuestión de horas, miles de hogares de la ciudad de Nueva York se quedaron sin electricidad. La pérdida para la economía estadounidense fue de unos 50.000 millones de dólares y Sandy pasó a ser uno de los desastres naturales más costosos para el país.
Otra consecuencia del calentamiento global es el aumento del nivel del mar, lo que puede ocasionar inundaciones.
"Con el tiempo, secciones enteras de la ciudad de Nueva York se sumergirán de forma permanente", apunta el artículo.
Los neoyorkinos tendrán que acostumbrarse pronto a vivir en temperaturas extremas: inviernos con vórtices polares y veranos realmente calurosos. Podrían incluso tener que adoptar nuevos hábitos alimenticios porque los cambios de temperatura afectan también a las granjas del noreste del país y a su producción de alimentos.
Existen algunas propuestas para evitar que la ciudad se vea gravemente afectada por este fenómeno. Una de ellas es 'Big U', un proyecto que prevé proteger Manhattan contra inundaciones provocadas por oleajes gracias a una barrera de cinco metros de altura y desarrollar parques y zonas públicas de recreación dentro y encima de dicha barrera.