La historia parece sacada de un relato de ficción, pero sucedió realmente la víspera del 25 de noviembre en el aeropuerto de Igarka, en el norte de la región de Krasnoyarsk. E incluso se grabó un video del evento.
A su vez, la fiscalía rusa declaró que el avión despegó gracias al tractor de remolque y no por el hecho que lo empujaran los pasajeros.
El avión permaneció un día entero a la intemperie a -52ºC. El intenso frío congeló el aceite de los cojinetes de las ruedas. Pero querer es poder, y los pasajeros, trabajadores temporales del extremo norte ruso, querían volver a sus hogares y se bajaron del avión para empujarlo como si de un coche se tratara.
Por su parte, el servicio de mantenimiento de la aerolínea Katekavia, que opera los vuelos desde Igarka, desmintió que el tren de aterrizaje de la aeronave se hubiera congelado.
"El avión estaba en perfectas condiciones técnicas y no pudo pegarse a la pista por el frío. Tampoco es posible que se congelara su sistema de frenos", explicó el director técnico de la aerolínea, Vladímir Artémenko, citado por Interfax.
El vuelo fue un éxito, y los trabajadores llegaron sin más contratiempos a la capital de la región, la ciudad homónima de Krasnoyarsk.