Catorce regiones de Rusia se encuentran en estado de emergencia debido a los incendios. La superficie alcanzada por el fuego supera ya los 1.200 kilómetros cuadrados. Los equipos de emergencia hacen todo lo posible por combatir las llamas, mientras que el presidente del país ha ordenado otorgar una ayuda de 5.000 millones de rublos (más de 165 millones de dólares) a las regiones para poder indemnizar a cada familia que perdió su casa en los incendios.
Rusia se ahoga por el calor y el humo. El mes de julio con las temperaturas más altas de la historia, ha convertido a centenares de pueblos de la parte central del país en fortalezas asediadas por incendios forestales. El fuego se propaga tan rápido que no deja tiempo a la gente para huir de sus casas.
“Algunos turistas han huído con tanta prisa que incluso han abandonado sus tiendas de campaña. Un jeep ha explotado pocos segundos antes de que una mujer con un niño haya salido corriendo de él”, según cuenta Alexánder Lysenkov, un residente local.
Los incendios ya han provocado decenas de muertes. El presidente, Dmitri Medvédev, ordenó movilizar incluso al Ejército para combatir a las llamas. A pesar de que contra el fuego ya vienen luchando durante varias jornadas 240.000 bomberos, aviones y helicópteros, lo cierto es que por todos lados la gente pasa noches y días sin dormir para intentar salvar sus hogares por sus propios medios. Ante este verdadero infierno usan botellas de agua, cubos y todo lo que pueden encontrar.
Mientras tanto se proponen nuevos métodos de lucha contra los incendios. Algunos afirman que la respuesta podría consistir en un cambio climático artificial. En festividades especiales se ha logrado dispersar las nubes lanzando algunas sustancias desde aviones a la atmosfera y posteriormente siempre llueve. Quizá usando este método se conseguiría que lloviera cuando se necesitara.
“Es evidente que la misión de las Fuerzas Aéreas no consiste en crear nubes. Pero por el momento podría ser una solución. Después de la catástrofe de Chernóbyl las lluvias provocadas artificialmente permitieron sofocar las emisiones de sustancias radioactivas. Hoy en día este método también podría funcionar”, dice el piloto de pruebas Alexánder Akímenkov.
En los tiempos antiguos, en Rusia había una un dicho popular: "si quieres llamar la lluvia, quema el helecho". Los helechos, y no sólo ellos, sino muchas especies más, arden ya y son pasto de las llamas, pese a que todos esperan una ayuda del cielo. Los meteorólogos anuncian que las lluvias no llegarán antes de una semana. Por el momento sólo se puede esperar y seguir luchando contra el fuego.