Kataib Hezbolá: Una pequeña milicia chiita que estremece al Estado Islámico

Una milicia chiita se ha convertido en la columna vertebral de la lucha contra el Estado Islámico en Irak. Está compuesta por un grupo de profesionales de guerra que a pesar de su reducido número muestran una eficacia extraordinaria.
La milicia Kataib Hezbolá es un grupo de milicianos chiitas poco numeroso pero altamente organizado, considerado muy eficaz, incluso para los estándares de la Inteligencia iraquí, informa la revista 'Newsweek'.
 
La organización fue fundada en los meses previos a la invasión estadounidense de Irak en 2003. Saddam Hussein, musulmán sunita, reprimió durante décadas a la mayoría chiita y adoptó medidas enérgicas contra sus partidos políticos. Tras la muerte de Hussein y la invasión de Irak por parte de EE.UU. en 2003, la lucha de Kataib Hezbolá se centró en socavar objetivos militares estadounidenses mediante sofisticados y letales ataques que ni la Inteligencia norteamericana ni la iraquí lograban prevenir.
 
Actualmente, Kataib Hezbolá es una de las milicias chiitas de vanguardia en la lucha contra el Estado Islámico en Irak. Sus militantes han acudido a la defensa de la población chiita, que está siendo exterminada por el sunita Estado Islámico.
 
Según Raad Al Kafaji, uno de los comandantes del grupo, Kataib Hezbolá está integrado por unos 4.000 combatientes. Sin embargo la Inteligencia iraquí estima que en realidad el número de sus miembros no es muy superior a 1.000. Los combatientes de Kataib Hezbolá tienen experiencia en enfrentamientos no solo en el territorio de Irak, sino también en Siria. Muchos de ellos fueron enviados al país vecino para ayudar a proteger los santuarios chiitas de los ataques de rebeldes sunitas sirios.
 
La milicia chiita está financiada en gran parte por Irán (donde la rama chiita del islam es la religión oficial del Estado), que también le suministra armas y mejores entrenadores, según diversas fuentes en el Gobierno iraquí y los analistas extranjeros. Sin embargo, el comandante Raad Al Kafaji afirma que sus hombres no luchan por dinero, sino por la justicia y para defender su fe.