Los socorristas y el ejército paquistaní ayudaron a miles de vecinos de las provincias septentrionales de la república a salvar sus vidas y bienes en las peores inundaciones en la historia contemporánea de Pakistán. No obstante, el elemento desenfrenado llevó a la muerte de al menos 800 personas en diversas poblaciones.
El desastre natural que afectó predominantemente las regiones más pobres del país, pero también a la segunda ciudad más grande que es Peshawar, fue provocado por las lluvias monzónicas que duraron los últimos cuatro días. Aunque de una manera menos trágica, la inundación ha tocado también cuatro provincias afganas.
Las autoridades de Pakistán no excluyen que la lista de las víctimas de la tragedia pueda aumentarse todavía. Está perdida la comunicación telefónica con algunas zonas montañosas del país, lo que no permite verificar la información previa sobre la pérdida de 60 personas más en las regiones fronterizas de Afganistán.
Según los datos sinópticos, en todo el territorio paquistaní las inundaciones y aludes de hoy son los peores sufridos desde 1929. Son inmensas las destrucciones de caminos, puentes, tendidos eléctricos, otros objetos de infraestructura y comunicación. Está arruinada una multitud de casas y un millón de persona se ha quedado sin vivienda.
La catástrofe humanitaria podrá agravarse aún a raíz de las enfermedades. Miles de evacuados llegaron a los campos de refugiados con fiebre, diarrea y problemas de piel provocados por el contacto con el lodo y las aguas sucias.