El escape, que ha supuesto el vertido de cinco millones de litros de crudo en este desierto situado en el sur de Israel, tuvo lugar el 4 de diciembre. Los equipos de control de daños ya han recogido 13.000 toneladas de suelo contaminado con el fin de reducir el impacto de la catástrofe, informa 'Haaretz'.
De acuerdo con las previsiones del tiempo, se esperan fuertes lluvias en la región a finales de esta semana, lo que ha provocado preocupación entre los funcionarios israelíes ante la posibilidad de una mayor contaminación de la zona. De confirmarse los pronósticos meteorológicos, el área afectada podría llegar hasta el golfo de Eilat (o golfo de Aqaba), cuyos arrecifes de coral podrían sufrir las consecuencias del derrame. Actualmente se están levantando presas con el fin de evitar que el petróleo se extienda hasta esta área de la costa.
Residentes de la ciudad de Eilat ya han presentado una denuncia contra los operadores de la tubería, a quienes acusan de provocar un enorme daño ambiental con su negligencia, y exigen una compensación de 220 millones de nuevos shéquels (55 millones de dólares).