Voluntarios organizan una campaña de ayuda a las víctimas de los incendios

Fuertes incendios forestales causados por el calor extraordinario han azotado 17 regiones de Rusia, dejando un saldo de 50 muertos y privando de hogar a miles de personas. Según los testigos, en algunos pueblos las llamas se difundían tan rápidamente que en pocas horas la gente perdió todo. En esta situación el Gobierno del país ha prometido pagar indemnizaciones y construir nuevas viviendas a todas las víctimas de los incendios.

El desconsuelo ajeno conmovió a los ciudadanos de todo el país. En internet se ha iniciado una campaña de ayuda a las víctimas del incendio y los bloggers difunden un mensaje en el que llaman a todos a salvar pueblos y ciudades. Miles de personas de diferentes regiones se han sumado a la iniciativa benéfica, reuniéndose con los bomberos para ayudarlos a apagar numerosos focos incendiarios y organizando puestos de recopilación y distribución de ayuda humanitaria.

"Se necesitan voluntarios. Las víctimas de los incendios carecen de comida, ropa y medicamentos". Este anuncio apareció en los canales de televisión y emisoras de radio de la ciudad rusa de Voronezh justo después de que fuertes incendios devastaran la región. La petición fue escuchada tanto por los más jóvenes como por gente mayor que en unas horas se juntó en el centro de la ciudad.

Maria Sokolvskaya, voluntaria de Voronezh, cuenta que a ella y a su grupo los mandan a "lugares fáciles, donde se encargan de apagar troncos carbonizados y árboles ardientes con agua y arena". "Donde no pasa un tractor, cavamos trincheras con palas", relata.

La tarea de un bombero voluntario

Todas las mañanas en muchas regiones de Rusia los voluntarios se reúnen en los centros de sus localidades esperando a los autobuses que los llevan hacia los bosques. Cada voluntario debe tener una pala, un par de guantes, un par de zapatos resistentes, unas botellas de agua y una mascarilla. Ellos han aprendido todas las instrucciones y saben que lo más importante es tener cuidado, incluso cuando parece que no existe peligro. Tienen que estar siempre atentos, mirar debajo de sus pies para no pisar ramas quemadas, no inhalar el humo y en caso de ver un incendio muy serio, abandonar el bosque inmediatamente.

Un voluntario de Voronezh relata que el camino hacia el lugar de trabajo pasa por un bosque de pinos. Al entrar en el bosque el equipo de voluntarios se divide en dos grupos que se van para lados diferentes. Penetran unos dos kilómetros en el bosque y empiezan a tapar los focos incendiarios con arena para contener la difusión de las llamas. En dos horas, el grupo se vuelve a reunir. En este lapso de tiempo cada uno de los integrantes llega a apagar alrededor de 10 focos.

Desesperados, algunos voluntarios recurren no sólo a las palas, sino a sus escopetas. Ubicado a unos kilómetros de Voronezh, el pueblo de Maslovka, donde el incendio destruyó más de 80 casas, está vigilado las 24 horas por un grupo de vecinos armados con fusiles. La gente piensa que los incendios no se deben sólo al clima caluroso, sino que alguien ha contribuido a provocar este desastre. "No creemos que el bosque se haya incendiado por sí sólo, encima simultáneamente en varios lugares", dice Víktor Baratov. "Por este motivo lo protegemos de los incendiarios. Y también de los saqueadores, pues los habitantes del pueblo se quejan de que los vagabundos intentan infiltrarse en sus casas quemadas".

Héroes desconocidos

En la región de Nizhny Nóvgorod también se crearon varios grupos de voluntarios. Los habitantes de las zonas afectadas trabajan junto con los bomberos para minimizar las pérdidas tras los incendios. "La gente casi no duerme. Vigila, trabaja, sierra árboles para que no sirvan de combustible para las llamas y para que el fuego no pase a los edificios", dice Alexey Shikanov, jefe de la sede del Ministerio de Emergencias en la región.

En la capital rusa la campaña de ayuda a los afectados fue iniciada en Internet. Los bloggers lograron recopilar medicamentos, ropa y comida para los damnificados de la zona de Lujovítsy, en la región de Moscú. Una caravana de automóviles repletos de objetos de primera necesidad salió este jueves por la mañana rumbo al pueblo quemado, cuyos habitantes carecen de las cosas más básicas.

El dolor común

Cada integrante de esos grupos altruistas admite que hasta ese momento ha tenido una vida tranquila, con sus dedicaciones y podría no haberlo hecho. Pero les unió una tragedia ajena que les podría haber ocurrido a cualquiera de ellos. Así lo sienten ellos y muchos otros que, pese a que no se reúnen con equipos de bomberos para apagar las llamas, les ofrecen sus cosas a los que ya no tienen nada.

Fedósia Kashkarova, una jubilada de la ciudad de Salair, en Siberia, se ofreció a albergar en su casa a alguno de los habitantes de su región que se ha quedado sin hogar tras los incendios forestales. "A las víctimas siempre las hemos ayudado juntos. Tengo un departamento de dos ambientes, vivo sola, por eso puedo echarle una mano a una persona que se ha quedado sin techo", dijo la anciana.

Estas son algunas historias de entre las miles que suceden todos los días en las zonas afectadas. Son ellos, personas humildes, héroes desconocidos de la guerra contra el fuego. Pero ellos mismos no creen que lo que están haciendo sea una hazaña. Simplemente conocen el sentido de la palabra 'solidaridad' y saben echar una mano a los que más la necesitan. De hecho, muchos de los voluntarios que se han dedicado a apagar fuegos en agosto planean volver al mismo lugar en septiembre, para plantar nuevos árboles ahí donde sólo quedan troncos carbonizados.