Hiroshima: la tragedia continúa

El 6 de agosto de 1945, todos los relojes en Hiroshima se detuvieron al mismo tiempo a las 8:15 de la mañana. Se estima que la explosión que afectó al territorio en un radio de 16 kilómetros acabó al instante con la vida de cerca de 50 mil personas. Miles de habitantes murieron después por los ef

El 6 de agosto de 1945, todos los relojes en Hiroshima se detuvieron al mismo tiempo a las 8:15 de la mañana. Se estima que la explosión que afectó al territorio en un radio de 16 kilómetros acabó al instante con la vida de cerca de 50 mil personas. Miles de habitantes murieron después por los efectos de la radiación.  

“Vi un resplandor y entonces el cielo y la tierra se estremecieron”, cuenta el sobreviviente Sadako Sori. “Luego sentimos un viento muy fuerte. Los estudiantes a mi alrededor cayeron heridos por  trozos de cristal. Era un infierno. Cuando íbamos a casa empezó una lluvia negra que manchó nuestras camisas”, continúa.

El gobierno japonés reconoció la lluvia negra como un fenómeno peligroso para la salud y estableció el área en el que, según sus datos, cayó. Los que viven alrededor de Hiroshima dicen que la zona determinada fue demasiado pequeña y que el gobierno no hizo lo suficiente para proteger a todos los involucrados.

Existen muchos grupos de sobrevivientes del ataque nuclear que vivían fuera de la zona mencionada y que no están reconocidas como víctimas. Más de 80% de los miembros de los grupos como la “Asociación de la Lluvia negra” sufre cáncer y otras enfermedades graves provocadas por la radiación. Para ser reconocido como víctima de la tragedia es necesario cumplir con requisitos muy estrictos del Gobierno japonés. Si una persona sufre de una enfermedad que no está en la lista no puede recibir ayuda médica gratuita. Poco a poco el Gobierno japonés está cambiando las leyes para que más víctimas de la tragedia de Hiroshima puedan recibir ayuda médica gratuita.

Las nuevas tecnologías pueden servir a las víctimas de la bomba nuclear. Los testimonios no valen sin la ciencia que pueda establecer el verdadero tamaño de la nube radiactiva. “Nuestra meta es lograr que se acepte que la explosión de la bomba atómica tuvo consecuencias en una mayor superficie, para poder seguir cuidando la salud de los afectados. Hasta ahora la tragedia continúa”, dice un portavoz del Gobierno japonés.

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