La agresión contra Osetia del Sur y sus víctimas
Hace dos años las tropas georgianas lanzaron una cruel ofensiva contra Osetia de Sur, ex autonomía que había autoproclamado su independencia. Aquella guerra, aparte de muchas víctimas mortales, ha dejado muchos refugiados, mayoritariamente de origen georgiano.
A continuación, les ofrecemos un reportaje sobre la situación de los refugiados, víctimas de aquella aventura militar del actual presidente georgiano.
Ni una gota de agua potable, ni tampoco calefacción. Estos refugiados están acostumbrados a prescindir de las comodidades básicas.
Pero no pueden acostumbrarse a ser tratados como ciudadanos de segunda por su propio gobierno.
Olga Jgerenaia, de 44 años, tiene un hijo que padece de parálisis cerebral. Su sueldo de unos 90 dólares mensuales y el subsidio gubernamental de otros 50 dólares no le alcanza para solucionar el problema de la vivienda: “Hay muchos edificios en Tiflis y en las afueras donde podríamos vivir y de ahí llegar sin problemas al trabajo. Pero el gobierno no quiere usarlos, considera que los refugiados no deben vivir en la capital.”
Ella es sólo uno de los georgianos étnicos de Abjasia y Osetia del Sur. Algunos fueron empujados a huir por la agresión de Georgia contra estas repúblicas caucásicas 2 años atrás. Otros viven refugiados en Tiflis desde la primera ola de violencia en los años 90.
Forasteros en su patria histórica, escaparon de una guerra sólo para encontrarse en otro conflicto, esta vez con sus autoridades. Y están dispuestos a luchar sin tregua.
“Perdí mi casa, mi patria, lo perdí todo. Y ahora me quieren echar de mi tierra de nuevo, mandarme a una aldea en medio de la nada, hacerme refugiada otra vez. No me preocupo sólo por mí sino por toda la gente que vive aquí”, explica Olga.
Según los datos de Amnistía Internacional, casi un cuarto del millón de habitantes de la población actual de Georgia son desplazados. Y proveerles de alojamiento es sólo el primer paso.
Nicola Duckworth, Directora del Programa Regional para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional opina: “Han de tomarse más medidas teniendo en cuenta el futuro de esta gente y no sólo pensando en un techo sobre su cabeza. Los desplazados tienen otras necesidades y, en nuestra opinión, las autoridades georgianas podrían y deberían hacer más para ayudarles a integrarse completamente y tener un futuro, sea donde sea.”
Sin embargo, la realidad de estos refugiados es que el gobierno lejos de preocuparse por su futuro, incluso podría dejarles sin su único techo.
Hace unos meses, recibieron la orden de desalojo que les obliga a dejar una antiguas oficinas administrativas.
Ketevan Kardava, refugiada georgiana cuenta: “Nuestro presidente está con la cabeza en las nubes. No tiene ni idea de cómo viven los refugiados. Supuestamente íbamos a recibir nuevas viviendas hacia el 2011. Pero nos parecen falsas promesas.”
La ofensiva de Georgia contra Abjasia y Osetia del Sur ya pasó. Pero sus consecuencias aún persiguen a las víctimas inocentes del conflicto. Los desplazados georgianos son llevados de un lugar a otro con la ínfima esperanza de poder sentirse como en casa.