Los desastres naturales en Rusia aumentan la solidaridad social

Los incendios forestales y los de las turbas que azotan Rusia Central actualmente son de tan gran escala, que no podrían ser combatidos sólo por las fuerzas de los bomberos. Miles de las brigadas de voluntarios participan en las operaciones de rescate hombro con hombro con los profesionales. Además de la extinción del fuego, la sociedad necesita ayuda altruista en otras esferas.

Muchos abuelos moscovitas no recuerdan en toda su vida una ola de calor como la que padece desde hace un mes la capital rusa. El aire caliente y el humo que obliga a mantener cerradas las ventanas convirtió su casa como a tantas otras en un infierno.

En Moscú han instalado 123 centros de ayuda comunitaria de la ciudad que corresponden a cada uno de los barrios de la capital. Los centros sociales destinados a realizar actividades recreativas se han convertido en un refugio, incluso para aquellos que no tenían costumbre de visitarlo
 
En las últimas semanas se triplicó el número de personas mayores que asisten a estos centros buscando el aire puro y acondicionado que les falta en sus casas. Aquí tienen previstas todas las comodidades que necesitan, incluso unas bebidas de oxígeno para aquellos que eventualmente se hayan visto afectados por el humo de los incendios.
 
Aunque las inclemencias de la combinación de calor y humo extendida en el tiempo afectan a todos, los ancianos y los niños son los grupos de mayor riesgo. La vicejefa de Gobierno de Moscú, Liudmila Shvetsova; comenzó un recorrido por los centros comunitarios recogiendo los reclamos y escuchando cuáles son las medidas más urgentes que la gente necesita.
 
“Es una prueba muy difícil. No nos esperábamos un calor así, tantos incendios, tanto humo. Moscú no estaba preparada para ello. Ahora se puede hablar de lo que se hubiera podido hacer en teoría. Pero de todos modos no podemos prevenirlo todo”, señala Shvetsova.
 
Pero como en estos casos la ayuda oficial no alcanza, en la ciudad son cada vez los vecinos que se acercan para llevar alimentos, refrescos y productos de primera necesidad para las víctimas de los incendios. No sólo los centros son receptores de esta ayuda. Las iglesias y los templos musulmanes, se han transformado en los lugares mas concurridos por cientos de fieles que prestan su asistencia voluntariamente, sin importar los credos.

“Soy una persona creyente”, dice una parroquiana de una de las iglesias capitalinas, Olga Románova. “El país está viviendo una desgracia. Cada uno debe aportar su grano de arena. Si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo hará?”, pregunta.