Un temblor subterráneo de 7,1 grados en la escala de Richter sacudió Ecuador. El seísmo fue sentido en todo el territorio del país, aunque causara daños poco significativos.
Según informan varias fuentes del país afectado, los temblores provocaron la caída de seis casas endebles en uno de los barrios en los suburbios sureños de Guayaquil, donde residen mayormente personas pobres. Se registró también la caída de dos postes de alumbrado eléctrico en Portoviejo, la capital de la provincia de Manabí, al Oeste de Quito.
Habían señales del norte de Perú de que sus vecinos también sintieron el seísmo; y efectivamente el epicentro se localizó no muy lejos de la frontera, en la provincia amazónica de Pastaza, a unos 180 kilómetros al sureste de Quito. El temblor principal se registró a las 06.54 hora local (11.54 GMT), pero hay datos, según los cuales hubo al menos dos más.
Dentro del país la medición de la actividad sísmica la efectuó el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional de Ecuador. Liliana Troncoso, técnica de este organismo científico, admitió que era un sismo de gran magnitud y de larga duración, pero descartó que se hable de un terremoto porque normalmente ese evento se asocia con importante daños materiales, mientras en el caso del temblor de 12 de agosto no se tiene información de que se hayan producido.
La profundidad del epicentro el Instituto lo estimó en unos 190 kilómetros debajo del nivel del mar.