¿Se convertirá Australia en una república presidencial?
Australia podría convertirse en una república presidencial. La primera ministra del país, Julia Gillard, declaró que Isabel II debería ser la última reina del Estado.
En una rueda de prensa en Townsville, la líder del Partido Laborista, que siempre promovió la idea de una estructura republicana para Australia, proclamó que la nación debe dejar de tener a los monarcas británicos como jefes de Estado. Sin embargo, precisó que la reforma podrá tener lugar sólo después del cambio de la 'soberana' gobernante del Reino Unido.
Gillard comentó: "Yo, obviamente, soy republicana. Y estoy segura de que esta nación debe ser republicana. También estoy segura de que esta nación tiene mucho afecto hacia la Reina Isabel. Lo que quisiera ver, como primera ministra, es que elaboráramos un acuerdo en cuanto a un modelo republicano. Pero creo que el tiempo adecuado para que esta nación avance hasta transformarse en una república llegará cuando cambie el monarca. Obviamente, espero que la Reina Isabel tenga una vida larga y feliz. Y, tomando en cuenta el ejemplo de su madre, creo que tiene todas las posibilidades para ello".
En contraste, la oposición no ve razones para cambiar la Constitución y la forma actual del Gobierno australiano. Su líder, Tony Abbott, pronunciándose en National Press Club, comentó: "Creo que nuestras reglamentaciones constitucionales existentes han funcionado bien en el pasado. No veo ninguna razón, por qué no podrán seguir funcionando eficazmente también en el futuro. En este país podrá haber episodios de republicanismo en el futuro, pero estoy muy lejos de pensar que algún cambio significante tendrá lugar durante la trayectoria de nuestras vidas".
La cuestión siempre ha sido bastante discutible para los australianos: una gran parte de ellos son inmigrantes del Reino Unido o descendientes que todavía se sienten leales a Gran Bretaña y a la reina. El referendo nacional de 1999 que había planteado la pregunta de si los ciudadanos querían sustituir la monarquía por un presidente electo por el Parlamento, mostró que la mayoría no apoya la iniciativa.