Guantánamo seguirá funcionando al menos por seis meses más
El presidente estadounidense, Barack Obama, no logrará cumplir su promesa de cerrar los campos de detención en la base estadounidense de Guantánamo, ni siquiera un año después del plazo fijado según informó el hombre encargado de las instalaciones.
El almirante Jeffrey Harbeson, comandante de los siete campos ubicados en Cuba, declaró al diario británico The Independent que no ha habido orden directa para que se empiece el traslado de los prisioneros y que si las recibiera ahora mismo tardaría al menos seis meses en completarla, un año más tarde que enero del 2010, fecha determinada en la orden ejecutiva presidencial.
El retraso en la implementación de la promesa de Obama refleja la creciente oposición del público estadounidense y el Congreso a la transferencia de prisioneros al propio territorio de EE. UU. Los planes para mover la mayor parte de los 176 detenidos a una prisión de seguridad máxima, especialmente construida cerca de Chicago, han tropezado con una feroz oposición tanto local como nacional. Además, el Congreso ha bloqueado también la asignación de más fondos para construir nuevas instalaciones en las que alojar a los reclusos.
Los campos también están protegidos por una orden judicial que señala que después de que cierre Guantánamo su infraestructura se debe mantener como prueba de la acción legal en curso iniciada por detenidos contra el Gobierno estadounidense en referencia a torturas y abusos cometidos en las instalaciones.
Harbeson, quien asumió su cargo en junio, también dijo que la CIA ha reducido drásticamente sus interrogatorios en Guantánamo y ahora sólo cuestiona a los sospechosos de Al Qaeda y los talibanes que declaran voluntariamente.
De acuerdo con la orden ejecutiva firmada por puño y letra de Obama el 22 de enero del 2009, Guantánamo tendría que haber cerrado sus puertas en interés de la justicia internacional, los derechos humanos y el sistema legal estadounidense. El cierre inmediato de este centro de detención debe estar relacionado con la disposición apropiada de aquellos individuos que se encuentran detenidos.
Hasta hoy, una buena parte de los 800 individuos, principalmente de Afganistán, que permanecían detenidos bajo determinación del Departamento de Defensa, han sido enviados a sus países de origen, a terceros países o a otros destinos desconocidos.
La historia del infamia de Guantánamo comenzó con una declaratoria de nulidad de los derechos bajo el Convenio de Ginebra. En enero de 2002, el Departamento de Justicia estadounidense ordenó que la jurisdicción legal de protección, tanto de las leyes estadounidenses como de los acuerdos internacionales, no se aplicara a los detenidos en Guantánamo. Ni corto ni perezoso, el entonces presidente, George W. Bush y su séquito de servidores, apoyaron la medida en medio del silencio cómplice de la opinión pública.