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Alemanes y turcos: los retos de la convivencia

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Muchos alemanes afirman sentirse cada vez más incómodos en su propio país desde que los turcos llegaron de forma masiva respondiendo a las ofertas laborales de los años 60.

Muchos alemanes afirman sentirse cada vez más incómodos en su propio país desde que los turcos llegaron de forma masiva respondiendo a las ofertas laborales de los años 60.

La etnia turca es la segunda mayor de Alemania. La población turca del país es de alrededor de 2 millones de personas, 1 millón de las cuales ya tiene la ciudadanía germana.

Esta situación llega a tal punto que hace que algunos alemanes se sientan extranjeros en sus propias ciudades. Este es el caso de la doctora Krystal Tank, vecina de Colonia. Asegura que poco a poco su barrio se fue llenando de inmigrantes: "Todo ocurrió muy imperceptiblemente. La población alemana se mudó, sus hijos se fueron de los colegios y de repente aquí sólo quedaron turcos."

En opinión de algunos, la integración de la generación anterior fue más activa, mientras que los jóvenes de hoy siguen distanciándose de la sociedad alemana. Andreas Morda, miembro del grupo antiislamista Pro Colonia cree que este es un problema muy grave. “En vez de asimilar el modo de vida germano, la joven generación de turcos se ha distanciado aún más. Los que tienen entre 15 y 20 años no asumen la cultura alemana como propia, lo que influye en su comportamiento”, señala.

El alto nivel de desempleo entre los jóvenes otomanos crea una desigualdad de oportunidades que puede conducir a conflictos sociales. Krystal Tank opina que los robos y la violencia son consecuencia de las drogas y el alcohol. “Los turcos no beben mucho, pero sí es fácil encontrarlos participando en alguna pelea”, matiza.

La situación es complicada, por eso la policía alemana quiere poner en marcha un programa para invitar a sus colegas de origen turco a ayudarles a patrullar los barrios más problemáticos para apaciguar a la comunidad otomana.

Erich Rettinghaus, presidente de la Unión de Policía de Rin del Norte, Westfalia, comenta que “cada vez se reportan más ataques y casos de comportamientos violentos contra los oficiales de la policía que tratan de hacer cumplir la ley en las zonas difíciles. Y nos vimos obligados a buscar una solución al problema.”

La cantidad de turcos empezó a aumentar en 1960, cuando los acuerdos laborales convirtieron a Alemania en un destino muy popular entre los trabajadores inmigrantes, y ahora el país afronta la necesidad de integrarlos. El profesor Albert Scherr, del Comité para los Derechos Básicos y la Democracia, sostiene que los inmigrantes vinieron porque los alemanes se lo pidieron.

“Los necesitamos como mano de obra. Ahora están aquí. En vez de reflexionar si deben o no permanecer aquí, es mejor hacerlos partícipes de nuestra sociedad”, dice Scherr. Asimismo, el activista señala que la mayoría de los inmigrantes asumió su rol, ya que “trabajan, llevan una vida normal y se comportan como verdaderos ciudadanos”.

Mientras los altos funcionarios están decidiendo cómo apaciguar los conflictos en las áreas más conflictivas, la gente que vive en las ciudades alemanas trata de encontrar puntos en común con sus nuevos vecinos.

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