Los cadáveres encontrados el miércoles por efectivos de la Marina mexicana cerca de San Fernando, en el Estado de Tamaulipas, eran inmigrantes ilegales, víctimas del cartel de los Zetas, uno de los más sangrientos del país. Los hechos han podido esclarecerse gracias a un sobreviviente de la masacre que, herido de bala, se acercó al puesto de mando de la Marina y llevó a los soldados al rancho donde fueron encontrados los cuerpos.
En el rancho se produjo una refriega entre los militares y los delincuentes que dejó cuatro muertos, incluyendo a un miembro del Ejército.
El superviviente de la masacre, de origen ecuatoriano, contó a las autoridades que las víctimas eran inmigrantes ilegales procedentes de Brasil, Ecuador, El Salvador y Honduras. El grupo se dirigía hacia la frontera con EE. UU. cuando fue secuestrado por los Zetas. Por lo visto, los indocumentados fueron ejecutados por no dejarse extorsionar y por no querer formar parte del grupo criminal.
Las autoridades señalan que se están investigando las causas reales del asesinato masivo. Un grupo de especialistas y forenses se dirigió ya al lugar del incidente para identificar a las víctimas. Se desconoce cuánto tiempo tardará el procedimiento.
Las embajadas de los países de donde supuestamente procedían las víctimas ya han sido informadas sobre lo sucedido para que ayuden a identificar a los indocumentados asesinados, según informó Salvador Beltrán del Río, subsecretario para América y el Caribe de la Cancillería mexicana.
Antonio Díaz, un oficial del Instituto Nacional de Migración, dijo que el Gobierno mexicano había confirmado al menos siete casos de secuestro de inmigrantes en lo que va del año. Según otras fuentes los secuestros en México son mucho más frecuentes. Así, la Comisión Nacional para los Derechos Humanos señala que cerca de 1.600 inmigrantes son secuestrados en el país mensualmente. Según Alejandro Poiré Romero, portavoz de Estrategia Nacional de Seguridad Pública, los carteles recurren ahora a la extorsión y al secuestro de inmigrantes, así como al reclutamiento de éstos para obligarlos a formar parte de sus grupos de sicarios.