Un grupo de cerca de 300 gitanos fue enviado en un avión de Francia a Rumania. El gobierno francés está decidido a acelerar las expulsiones, a pesar de las críticas mundiales provocadas por esta política.
Los gitanos que abandonaron el país galo afirmaron que les habían dado escoger entre partir ahora de buena voluntad o ser expulsados a la fuerza más tarde. Los adultos recibieron 395 dólares de ayuda por retornar a su patria, mientras que cada niño obtuvo solo un tercio de esta suma.
Según el anuncio del Ministerio de Inmigración francés, se trata de una aceleración de expulsiones de ciudadanos búlgaros y rumanos, pero no precisó el origen gitano de esas personas.
Durante este año 8,313 gitanos de Bulgaria y Rumania ya han regresado a sus países de origen. La mayoría de estas repatriaciones son “voluntarias”, según calificó el ministro de Inmigración, Eric Besson.
Dos ministros rumanos, así como la Comisión Europea expresaron su preocupación por esta política francesa. "Mucha gente en Rumania está preocupada por la posibilidad de resolver el problema (de la inmigración ilegal) con acciones que pueden devenir en racismo y xenofobia", declaró el secretario de Estado encargado de la Integración de los gitanos rumanos, Valentin Mocanu.
Sin embargo, luego de los encuentros entre los funcionarios de ambos países destacó "la voluntad de los gobiernos rumano y francés de gestionar mejor los flujos migratorios bilaterales y apoyar el refuerzo de las políticas de integración de las poblaciones menos favorecidas".