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Espía rusa de nuevo en escándalo mediático

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Anna Chapman, una de las protagonistas del escándalo internacional de espionaje que hizo temblar a la sociedad estadounidense, enfrenta un nuevo proceso judicial. Esta vez supuestamente infringió el contrato de exclusividad con una revista que le tomó una serie de fotos posando ante la vista pano
Espía rusa de nuevo en escándalo mediático

Anna Chapman, una de las protagonistas del escándalo internacional de espionaje que hizo temblar a la sociedad estadounidense, enfrenta un nuevo proceso judicial. Esta vez supuestamente infringió el contrato de exclusividad con una revista que le tomó una serie de fotos posando ante la vista panorámica del río Moscú y las torres del Kremlin.

En resumidas cuentas, Chapman se equivocó al subir a su página personal en Facebook una imagen, que aunque no era de la serie exclusiva, sí mostraba el lugar. La imagen fue tomada con la cámara video que documentó la sesión de fotos. Con ello reveló y dio libre acceso a la idea de las fotos, lo que le estaba prohibido por el acuerdo que firmó con la revista.

Mientras en la redacción del medio formulaban su indignación, otros reporteros emprendieron su propia investigación. Algunos medios revelaron desde dónde fueron tomadas las fotos, supusieron que durante su estancia en Moscú, tras ser expulsada de EE. UU. Anna residía en un departamento de lujo del famoso hotel Balchug-Kempinski, donde la estadía cuesta al menos 30,000 dólares diarios (o cómo máximo los 250,000 de la habitación presidencial). Pero no fue el caso.

Ahora la supuesta espía ya retiró la imagen de su página en la red social y en realidad, después de la extradición, volvió a su ciudad natal Volgogrado donde la recibieron con sumo placer. Un movimiento juvenil que se considera muy leal al Kremlin propuso hacerla ciudadana de honor de aquella localidad. Al mismo tiempo, el dirigente de un partido de oposición, el liberal demócrata, le prometió ayuda tan pronto como decida presentar su candidatura para las elecciones parlamentarias.

Fuera de Rusia también solicitan la colaboración con Chapman. Pero no por su aporte patriótico  en cuestiones de la seguridad estatal (lo que fue muy problemático de probar), sino por sus atractivos. Debido a sus encantos la supuesta espía ya mereció los apodos de “Agente 90-60-90” y “Agente cero-cero-sex”.

En particular la empresa productora estadounidense Vivid Entertainment propuso a Ana rodar una película porno prometiéndole buenos beneficios. No se informó si la trama tendría algo que ver con la vida difícil de las espías, pero no cabe duda que gracias a sus talentos la nueva estrella hubiera formado una buena competencia para célebres actrices como Meggan Mallone y Nikki Jayne. Aunque Anna declinó la propuesta, Vivid no pierde la esperanza de persuadirla para el rodaje.

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