En Barcelona, la Policía española detuvo en su propia casa a Konstantin Mryjin, un empresario ruso presunto responsable de la muerte de 156 personas en diciembre de 2009 en el incendio del club nocturno Caballo Cojo en la ciudad de Perm, Rusia. El detenido no opuso resistencia.
El director comercial, y uno de los dueños del club, fue buscado por las autoridades rusas por haber organizado, obviando las medidas de seguridad, los fuegos artificiales que causaron la tragedia. Para intentar escapar a la acción de la justicia y una posible condena de diez años de cárcel por homicidio imprudente, abandonó el país y fue arrestado en las inmediaciones del domicilio que ocupaba en la ciudad española.
El juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, decretó prisión incondicional para el empresario ruso. Fuentes jurídicas han informado de que el acusado se ha negado ante el magistrado a ser extraditado a su país. Mientras tanto, el detenido fue trasladado directamente a Madrid donde fue puesto a disposición de la Audiencia Nacional para que materialice su extradición a Rusia. Una vez que este país formalice la petición, le extradición debería cumplirse en un plazo de cuarenta días.
Por esta tragedia ya fueron acusados de negligencia —además de los principales responsables del local— el propietario del club, Anatoni Zak, y su administradora, que fueron detenidos poco después de la tragedia; el inspector jefe del servicio de seguridad y prevención de incendios de la región de Perm, Vladímir Mujutdínov, y otros dos funcionarios del servicio, responsables de supervisar el cumplimiento de las normas de seguridad y de prevención de incendios.
Pocas horas después del mortal incendio, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, exigió castigar con "máxima dureza" a los "canallas irresponsables" culpables del siniestro.