Son cada día más los argentinos que comienzan a optar por una bicicleta en Buenos Aires, ciudad en la que los atascos de tráfico convierten muchas veces a la circulación en un calvario.
Uno de ellos es José, que vive en pleno centro de la capital argentina. Él tiene una muy buena posición económica, pero para ir a su trabajo o cuando debe desplazarse dentro la ciudad deja su automóvil en el estacionamiento de su apartamento y sale en bicicleta. Vive a veinte cuadras de su trabajo y elige la "bici" por que en auto tarda más tiempo y es muy incómodo, especialmente por el tránsito.
Ir de bicicleta por la ciudad puede ser bastante peligroso por el caos de tránsito que hay en Buenos Aires. "La bicicleta me parece un medio ecológico, económico, no contaminante y efectivo para moverse en la ciudad”, dice José, empresario de turismo.
Buenos Aires se suma así a una campaña pro bicicleta que en Latinoamérica está liderada por la capital colombiana, Bogotá, ciudad que cuenta con más de 100 kilómetros de vías para bicicletas.
El gobierno de la capital argentina ha lanzado de hecho una severa campaña para restringir la circulación de autos en la zona céntrica, dando prioridad a los omnibuses.
“La política que se viene siguiendo en distintas ciudades del mundo y que estamos llevando adelante en Buenos Aires es un impulso a priorizar el transporte público en general, impulso al uso de la bicicleta”, dice Guillermo Dietrich, Subsecretario de Transporte de Buenos Aires. “El uso de la bicicleta tiene un gran beneficio porque es ecológica y saludable y porque por el espacio que utiliza reduce mucho las congestiones si se empieza a utilizar como medio de transporte en forma masiva”, agregó.
En lo que va del año, la ciudad ha construido ya 30 kilómetros de ciclovías y el plan contempla un total de 100 kilómetros para el año próximo. También se han firmado acuerdos con las principales empresas del país para que premien a aquellos empleados que vayan y vuelvan de su trabajo en ese medio de transporte.
Sin embargo, no todos los urbanistas están entusiasmados con los nuevos senderos para bicicletas. Claude Della Parlera, urbanista y autor del Código de Planeamiento Urbano, opina que en el momento de la evolución de la ciudad de Buenos Aires es un poco exagerado pretender que el estímulo dado a la circulación de bicicletas pueda resolver los problemas. “Es una iniciativa bien intencionada pero no le veo capacidad para poder resolver siquiera medianamente algunos de los problemas más graves que tiene la ciudad en materia de circulación”, señala.
Algunos urbanistas critican que las autoridades están poniendo demasiado empeño en estos senderos, que al fin y al cabo son vistosos y fáciles de realizar, y no marchan a la misma velocidad en los planes de extensión de la red de trenes subterráneos o un sistema de estacionamientos conectados con el transporte público. Además, los automovilistas no están habituados aún a compartir avenidas y calles con los ciclistas y la convivencia hasta puede tornarse peligrosa.
Los urbanistas coinciden en que hay que desalentar el uso del automóvil en las grandes ciudades. Pero, a la vez, cada vez más gente accede a la posibilidad de comprarse un coche propio y sigue aumentando la migración de la población rural hacia las principales urbes.
Además, no parece fácil imponer el uso de la bicicleta en países como la Argentina, nación donde el automóvil sigue siendo símbolo de prestigio y estatus. Pero algo hay que hacer, especialmente en ciudades como Buenos Aires donde el tráfico está siempre al borde del colapso.