Un fuerte terremoto de magnitud 7,2 en la escala de Richter sacudió hoy Nueva Zelanda dejando heridos y edificios destruidos.
El epicentro del temblor se localizó a 28,4 kilómetros de profundidad bajo el lecho marino, a 31 kilómetros al noroeste de la ciudad de Christchurch, y a 299 al suroeste de Wellington, la capital del país, indicó el Servicio Geológico de Estados Unidos que vigila la actividad sísmica mundial.
El seísmo fue registrado en la madrugada del sábado, en torno a las 4.35 hora local, cuando los pobladores se despertaban y salían a la calle, informó la prensa neozelandesa. El temblor ha herido al menos a una veintena de personas, según los primeros datos oficiales. Además, el sismo provocó pánico en la población de Christchurch.
Según un portavoz de los Servicios de Emergencia, los damnificados fueron atendidos en distintos centros hospitalarios por heridas leves y contusiones causadas por la caída de cascotes. Hasta el momento no se ha informado de víctimas.
Tras el sismo varios edificios quedaron destrozados y las calles bloqueadas por los escombros caídos y los vehículos destrozados. La Policía local indicó que numerosas chimeneas cayeron desde los tejados, y que los techos y paredes de algunos edificios de barrios de la periferia de Christchurch se derrumbaron o agrietaron. Resultaron dañados también puentes.
La fuerte sacudida ha dejado sin electricidad y sin agua zonas de Christchurch, que se encuentra ubicada en la costa este de la isla sur y es la segunda ciudad más grande del país, con una población de 380.000 habitantes.
El Aeropuerto Internacional de Christchurch se encuentra cerrado y la red ferroviaria de la isla sur fue provisionalmente suspendida hasta que puedan comprobarse los daños ocasionados.
El sismo también se advirtió en Wellington, capital del país, ubicada a 299 kilómetros de Christchurch.
En tanto, el Centro de Alertas de Tsunamis del Pacífico, del servicio oceanográfico estadounidense (NOAA, por sus siglas en inglés), indicó que, en base a los datos históricos, no existe una "amenaza de un amplio tsunami destructivo" tras el terremoto.
Con todo, advirtió que sismos de esta magnitud a veces generan tsunamis locales que "pueden ser destructivos a lo largo de las costas situadas en un radio de cien kilómetros del epicentro", por lo que aconsejó a las autoridades locales tener en cuenta esta posibilidad y "adoptar las medidas adecuadas".