Legisladores tailandeses visitan a Víktor But
Diputados del Parlamento tailandés visitaron al empresario ruso Víktor But en la cárcel en Bangkok. But es acusado por Estados Unidos de venta ilegal de armas y corre el riesgo de ser entregado a la Justicia estadounidense.
Antes de la entrevista But declaró que conversaría con ellos sólo en la presencia del cónsul ruso y un intérprete.
Aparte de los detalles de su caso, discutieron sobre el encuentro (en abril pasado) del asesor del primer ministro actual —Sirichoke Sopha— con But, algo que había suscitado muchas preguntas entre los políticos tailandeses.
El empresario ruso esclareció los pormenores de aquella reunión y relacionó su fallo con procesos políticos dentro del país asiático.
But se vio involucrado en un gran escándalo cuando Sopha confesó que en abril pasado visitó al ruso en la cárcel. Como afirma la oposición, Sopha quería tener confirmaciones de que el refugiado ex primer ministro Thaksin Shinawatra, cuyo gobierno fue derrocado en 2006, tuvo que ver con el contrabando de armas. Los adversarios políticos de las autoridades expresaron su indignación e impulsaron una investigación por la comisión parlamentaria.
El año pasado un avión georgiano de carga, que se dirigía desde Corea del Norte, aterrizó en Bangkok para repostar combustible. En ese momento se descubrió que transportaba armas. Sin embargo, no lograron probar que la aeronave estaba vinculada directamente con Víktor But. El Gobierno tailandés sospecha que el exiliado líder de la oposición habría pagado por el tráfico de armas para incitar a la violencia durante los choques que anteriormente sacudieron el país ese año. No obstante, el empresario ruso rechaza todas esas “fantasías”, como las califica él mismo.
Por el momento la defensa hace todo lo posible para impedir la entrega del ruso a EE. UU. El 20 de agosto, el juzgado de apelación satisfizo la demanda de extradición del empresario.
El empresario ruso fue detenido en Bangkok en 2008 por solicitud de las autoridades norteamericanas que le acusan de venta ilegal de armamento. Así empezó la continua lucha del “mercader de la muerte”, como califican a But en la prensa occidental, con la parte estadounidense exigiendo cadena perpetua.
En una primera instancia el tribunal tailandés se negó a extraditar a But. Sin embargo, Washington siguió presentando nuevas acusaciones hasta que en agosto de este año el juzgado de apelación satisfizo la petición de extraditar al ruso.
Los parientes del acusado no dudan de que esa decisión fue tomada bajo presión de la Administración norteamericana.
Según los expertos, durante estos dos años el acusado ha suscitado interés no sólo en los norteamericanos, sino también en los políticos de Tailandia que viven un duro conflicto político.
Así, el llamado "mercader de la muerte" se ha convertido sin querer en una moneda de cambio en los juegos del gobierno y la oposición.
En un ambiente de rivalidad política, el ruso podría ser un títere en las manos de los participantes de este juego y ahora ya se pueden sentir algunas consecuencias; muchos creen que fue el rechazo a colaborar con el Gobierno tailandés lo que abrió camino para su extradición a Estados Unidos.
Víktor But, de 42 años, es un ex oficial de la Fuerza Aérea Soviética acusado por la Justicia estadounidense de haber vendido armas a muy diversos grupos armados en varios continentes, incluidas las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), insurgentes africanos y Al Qaeda. El acusado niega rotundamente las acusaciones.
Además, a But y a su ex compañero norteamericano, Richard Chichakli, se les inculpa de lavado de dinero, transferencia de dinero fraudulento y otros crímenes.
En EE. UU. podría recibir cadena perpetua.