Irán suspendió la condena a muerte por lapidación de Sakineh Mohammadi Ashtiani que fue acusada de adulterio y de colaborar en el asesinato de su marido. Ahora la Corte Suprema iraní va a revisar el caso.
Según señaló el portavoz del Ministerio iraní de Asuntos Exteriores, Ramin Mehmanparast, la sentencia contra Ashtiani por adulterio ha sido paralizada y su caso está siendo revisado otra vez, mientras que su proceso en relación a su complicidad con el asesinato sigue en curso.
Ashtiani, de 43 años y madre de dos hijos, fue condenada a muerte en 2006 por haber mantenido relaciones con dos hombres tras la muerte de su marido. Mas tarde, también fue acusada de ser cómplice en el asesinato de su esposo. Su caso pronto cobró notoriedad en todo el mundo.
Durante los últimos meses la sentencia en contra de Ashtiani viene siendo objeto de fuertes críticas por parte de los países occidentales. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, calificó la sentencia como una “barbarie más allá de las palabras”, mientras que el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ofreció asilo político a Ashtiani, demanda que fue rechazada por las autoridades de Irán.
Por su parte, desde Teherán pidieron a los gobiernos extranjeros que no conviertan el caso en un asunto de Derechos Humanos. “Están defendiendo a una persona que está siendo juzgada por asesinato y adulterio”, subrayó Mehmanparast durante una conferencia de prensa celebrada en la capital iraní.
Las autoridades judiciales iraníes no habían vuelto a ejecutar ninguna sentencia de muerte por lapidación desde 2007, cuando fue lapidada una mujer llamada Mahbubeh, también acusada de haber cometido adulterio. Por ahora la prensa iraní sugiere que la sentencia de lapidación no se realizará, pero que Ashtiani podría ser ahorcada o condenada a cadena perpetua.
Según recientes datos de Amnistía Internacional, Irán sólo está por detrás de China en la cantidad de personas ejecutadas y durante el año 2008 al menos 346 personas perdieron la vida por la consumación de sus penas de muerte. El país castiga con pena capital delitos como asesinato, adulterio, violación, robo a mano armada, apostasía y tráfico de drogas.