Este 11 de septiembre se cumplen nueve años del mayor atentado terrorista de la historia. Alrededor de tres mil muertos y la destrucción de los íconos del poder financiero mundial, el World Trade Center, también conocido como las Torres Gemelas, fueron el saldo de la tragedia que transformó la vida en Estados Unidos y el mundo.
No fue sólo la pérdida de vidas, sino de libertades de circulación y expresión. Innumerables limitaciones a los derechos civiles, además de notables cambios en las relaciones internacionales, se impusieron para fortalecer la seguridad y se iniciaron nuevas ofensivas armadas contra los extremistas islámicos en Afganistán e Irak, cuyos costos humanos y económicos aún se sienten.
Sin embargo, los actos conmemorativos de este hecho ocurren hoy en medio de un ambiente donde impera la división de la sociedad norteamericana y la tensión por el debate sobre "la cuestión islámica".
Hay apenas 2.5 millones de musulmanes viviendo en el país, mismos que representan el 0.6 por ciento de una población de 300 millones de estadounidenses, según el Centro Pew sobre Religión y Vida Pública, pero a raíz de los atentados del 11-S han visto amenazadas sus creencias por culpa de los militantes de Al Qaeda que planearon esos ataques.
El país que se fundó sobre los principios de libertad de culto arriba al Siglo XXI con los mayores índices de crímenes de odio y episodios de intolerancia religiosa.
Los planes de la comunidad musulmana para construir un Centro Cultural Islámico a dos manzanas de la llamada Zona Cero ha empeorado la situación. El centro ya comienza a ser considerado "la mayor construcción del país".
Para este 11 de septiembre los actos conmemorativos de la tragedia sucederán entre protestas en Nueva York. Lo mismo en contra de la mezquita, pues la consideran un insulto a las víctimas y una alegoría a los extremistas, como a favor de la libertad de culto y por la tolerancia religiosa. Otros manifestantes aprovecharán la ocasión para pronunciarse sobre el "brote antislámico", el terrorismo, el racismo y el deterioro de los derechos fundamentales de los ciudadanos.
Asociaciones de familiares de las víctimas del 11-S llamaron a los norteamericanos a abstenerse de la confrontación política en este día de luto y dolor. Líderes musulmanes del país tuvieron que recordar a su grey que su religión condena cualquier forma de extremismo y que entre las víctimas de la tragedia también hubo fervientes musulmanes.
El ambiente electoral de la próxima contienda para elegir gobernador de Nueva York y para determinar los candidatos al Congreso de los EE. UU., a realizarse el próximo noviembre, echa más leña al fuego del caldeado debate religioso, una de sus prioridades de campaña.
Es cada vez más frecuente que los políticos hagan declaraciones populistas sobre el terrorismo o exacerben los sentimientos religiosos de los ciudadanos. La acción provocativa del pastor del estado de Florida, Terry Jones, que planeaba quemar ejemplares del Corán públicamente este día, agitó al mundo entero, provocando protestas y condenas. Y aunque el pastor canceló sus intenciones, el debate aún permanece.
El presidente de Estados Unidos intenta demostrar cierta tolerancia al respecto. Para él la principal amenaza para el país sigue siendo Al-Qaeda, con lo que pidió no confundir el terrorismo con el Islam. “Tenemos que tener claro; no luchamos contra el Islam, sino con las organizaciones terroristas. No hay que olvidar que entre nuestras tropas también hay musulmanes que guerrean contra el terrorismo.”
“Somos la misma nación. Vivimos bajo la protección Dios. Nosotros le llamamos de diferente manera, pero somos la misma nación… Durante el tiempo de mi mandato voy a recordar a todos nuestra unidad y que todas las regiones son iguales. Creo que el próximo aniversario de los actos terroristas nos concederá una oportunidad de pensar en ello y cambiar nuestra conciencia”, dijo.
Como parte de los actos conmemorativos, el presidente Obama guardará un minuto de silencio a las 08:46 horas locales en la Casa Blanca y luego recordará los ataques en un homenaje a las víctimas en el Pentágono, donde se estrelló uno de los aviones.
El vicepresidente Joe Biden viajará a Nueva York para asistir a la 'Zona cero', donde se han planeado ceremonias luctuosas en las que se leerán los nombres de todas las víctimas identificadas.
La primera dama de EE. UU., Michelle Obama, junto con Laura Bush se desplazarán a Pensilvania para participar en un acto dedicado a los ocupantes del vuelo 93 de United Airlines, el único de las cuatro aeronaves secuestradas que no alcanzó su objetivo.
El 11 de septiembre de 2001, a primera hora de la mañana, cuando millones de neoyorquinos se dirigían a trabajar, las Torres Gemelas de Nueva York quedaron reducidas a escombros tras ser embestidas por un avión comercial supuestamente secuestrado por un comando de la red terrorista Al Qaeda. Minutos después, contra un costado del Pentágono, en Washington, se impactó otra aeronave. Un tercero avión se estrelló en una zona boscosa de Pensilvania. Luego de quince minutos y con las cámaras de televisión retransmitiéndolo en directo para todo el mundo otro avión se impactó contra la segunda torre. Más tarde los dos rascacielos del complejo World Trade Center, dañados en sus estructuras por el fuego, se desplomaron de golpe, sepultando a miembros del servicio de bomberos y policías que se encontraban ya prestando auxilio.
En total, la tragedia del 11-S contabilizó 2,974 muertos y 24 desaparecidos. Además murieron 19 terroristas.