La Comisión independiente encargada de investigar los abusos en la Iglesia Católica belga, salpicada desde hace meses por escándalos de pedofilia, concluyó que " hubo múltiples casos de penetración anal y otras barbaridades" contra menores cometidos por religiosos entre 1950 y 1980.
La investigación, comandada por Peter Adriaenssens, recoge los testimonios inéditos de 124 personas que sufrieron abusos por parte de sacerdotes de diversas congregaciones. Dicho informe impactó a la sociedad belga y se convirtió en el tema principal de los medios de comunicación locales.
En total fueron 475 quejas las que fueron recibidas por la comisión desde enero, cuando se le encargó realizar el informe en un intento de las autoridades eclesiásticas de transparentar los hechos y apoyar a las víctimas después de décadas de silencio.
Sin embargo, el titular de la comisión investigadora, Peter Adriaenssens, dijo que los abusos pudieron haber sido más frecuentes de lo que sugiere el informe de 200 páginas, ya que el trabajo fue interrumpido y sus legajos fueron incautados en un allanamiento judicial el 24 de junio pasado. Ahora las autoridades judiciales realizan su propia investigación.
La mayoría de los afectados hace referencia a casos de pedofilia cometidos por eclesiásticos, aunque también fueron victimizados por profesores de religión y directores de campamentos juveniles. La mayoría de los abusos se inició cuando las víctimas tenían 12 años, pero también hay casos de niños que sufrieron vejaciones desde los dos hasta los siete años. En concreto, dos tercios de los casos eran menores de entre 15 y 16 años al momento de los hechos y un tercio de las víctimas eran mujeres de las mismas edades, explicó Adriaenssens.
Además, se confirmaron 13 casos de suicidio y se contabilizaron otras seis tentativas. Familiares y amigos de estas 13 víctimas aseguraron que sus muertes “estuvieron vinculadas con el abuso sexual de clérigos”, indica el informe.
La descripción que hacieron de los autores de los abusos fue generalmente imprecisa, debido a los años que transcurrieron desde que ocurrieron los hechos, pero tras las verificaciones pertinentes, la comisión determinó que 102 eran miembros de una congregación religiosa.
"Se puede decir que ninguna congregación queda al margen de los abusos sexuales a menores por parte de uno o varios de sus miembros", detalla el informe.
La comisión recibió un gran número de testimonios, en principio prescritos desde el punto de vista penal, tras la dimisión forzada, el pasado 23 de abril, del obispo de Brujas, Roger Vangheluwe, que reconoció haber abusado sexualmente de su sobrino entre 1973 y 1986.
Una mujer, víctima de los abusos de un sacerdote cuando tenía 17 años, explicó en el informe que trató de acudir en ayuda de un obispo en 1983, quien le respondió: "Deje de mirarlo, así la dejará tranquila".
Adriaenssens, psiquiatra acostumbrado a trabajar con víctimas de trauma durante 23 años, dijo que no estaba preparado para las historias desgarradoras de abusos que escuchó. Aseguró que las conclusiones de su informe son “un golpe al cuerpo” de la Iglesia Católica belga. “Hablamos de gente que ha sufrido abusos graves”, añadió.
Lo más impresionante de los hechos es que muchas de las víctimas se lo contaron a sus padres siendo niños e incluso a los propios superiores eclesiásticos, pero ambos ocultaron los sucesos.
Las autoridades eclesiásticas dijeron que el 13 de septiembre responderían al informe. El Vaticano todavía no se pronuncia al respecto.