El próximo domingo Alemania pagará por fin la deuda de la Primera Guerra Mundial, según informó el periódico alemán Bild. La cifra de las reparaciones asciende a 42 millones de dólares estadounidenses, una deuda histórica siempre criticada por excesiva.
Al pagarla, Alemania estará libre de lo que fue una de las causas de la Segunda Guerra Mundial. La mayor parte del dinero será dividido entre individuos, fondos de pensiones y corporaciones que poseen los valores para recibir las reparaciones.
Alemania fue obligada a pagar las reparaciones de países damnificados como Francia y Bélgica, de acuerdo con el Tratado de Versalles de 1919, que incluía además ciertas exigencias económicas sobre los gastos de los países de La Triple Entente, en ésta que fue la guerra más sangrienta hasta el momento. Según uno de los artículos del Tratado, Alemania se reconocía culpable de desatarla.
La cifra de la deuda ascendía a 140.000 millones de marcos de oro, una barbaridad que ya denunció en sus días el economista británico John Maynard Keynes, representante del tesoro público en aquella conferencia de París.
Alemania no pagó las reparaciones durante el régimen nazi, lo que aplazó el momento final de liquidación de la deuda. Francia, devastada luego del conflicto, insistía con la cifra máxima de reparaciones. A su vez, Keynes afirmaba que Alemania no podría llevar una política razonable si no lograba financiarse a sí misma. Como acto de protesta a estas exigencias económicas, Keynes presentó en junio de 1919 su dimisión.
La ola de odio contra las condiciones del Tratado de Versalles invadió todo el país, que trataba de seguir el camino del desarrollo democrático. Ésta fue una de las causas principales de que los nazis subieran al poder. Los abanderados del no pago adelantaron al todavía desconocido Adolf Hitler a la primera línea de la política del Reichstag.
Además, el cataclismo financiero de 1912 había causado que la República de Weimar fuera quizás la más perjudicada y se alejara de los circuitos del préstamo internacional, de forma que luego no pudo hacer frente a las sanciones ratificadas en Versalles.
Cuatro años más tarde, Hitler era nombrado el jefe de gobierno, y la historia cambiaría por siempre.