Algunos de los 17 presos en Estados Unidos condenados a muerte antes de finales de enero próximo podrían gozar un retraso de su ejecución tras el anuncio de una compañía farmacéutica comercial que se quedó sin el anestésico utilizado como componente de la inyección letal.
Según el diario británico The Guardian, la compañía Hospira, con sede en el estado de Illinois, dijo que suspendió la producción de Pentotal porque ya no podía obtener de una firma independiente una cantidad suficiente del ingrediente activo de la droga.
La empresa —el único fabricante de la droga— dijo que el retraso podría durar hasta el próximo mes de marzo.
Pentotal contiene tiopentato de sodio, un barbitúrico usado en cirugías como anestésico. También es uno de los tres fármacos combinados en el cóctel letal que actualmente constituye la forma más común de pena de muerte en EE. UU.
Unos 33 de los 35 estados que todavía recurren a la pena de muerte utilizan la combinación de tres drogas para la inyección letal. Los otros dos, Ohio y Washington, han optado por utilizar una sola dosis dura de tiopentato de sodio.
La carencia de la droga ya ha producido una demora en las ejecuciones en Illinois y Kentucky. Arizona anunció que se le acabó la droga y que es poco probable que se puedan cumplir las ejecuciones previstas para finales del próximo mes.
California, que está tratando de reanudar las inyecciones letales después de una pausa de cinco años, también se enfrenta a retrasos.
El único estado que no parece sufrir una escasez de la droga es Texas, líder en ejecuciones. El estado cuenta con tres ejecuciones programadas antes de que finalice el año, el que elevará a 15 su número total para el año 2010.
Algunos defensores de la pena capital en EE. UU. han sugerido que Hospira puede haber orquestado la falta de oferta, puesto que se opone al uso de su producto para la pena capital.
Si los retrasos continúan en el próximo año, los estados podrían tener que buscar un medicamento alternativo para reemplazar al Pentotal, lo que también podría provocar más interrogantes éticas, sobre el uso de medicamentos para matar, y suscitar largos desafíos legales.