El mayor portavoz de la OTAN, James Appaturai, invitó a Rusia a dialogar unas nuevas propuestas de ese organismo sobre el escudo antimisiles en la cumbre que se llevará a cabo en Lisboa el próximo noviembre. Esta y otras iniciativas de la Alianza fue expuesta por su representante durante un telepuente que unió a Moscú con Bruselas el lunes, 4 de octubre.
“Cohesionando las capacidades de Rusia y la OTAN en la defensa antimisil, se aumentará la potencialidad común del escudo. Será un provecho práctico para todos”, opinó el portavoz atlántico. Consideró que un escudo conjunto ayudaría a los países europeos afrontar las amenazas y los retos comunes. Al mismo tiempo, Appaturai no pudo prestar a sus interlocutores de Moscú ninguna información sobre el carácter de las nuevas propuestas.
El enfoque del otro lado al respecto lo presentó el ministro adjunto de Asuntos Exteriores de Rusia, Alexandr Grushkó. Él denunció que en Moscú toman en serio la proposición de la OTAN sobre el sistema de escudo antimisiles, que en mucho está consonante a la reciente iniciativa rusa de creación de un 'Euroescudo', pero para una respuesta positiva “carece de unos elementos claves”.
En particular, enfatizó el diplomático ruso, no se pone en claro, cómo sería la arquitectura del hipotético sistema antimisil, quién y de qué modo lo administraría, a qué medios involucraría y en qué dirección se desarrollaría. Con esa razón, Rusia participará en el sistema antimisil aliada “solo en el caso de que será una cooperación equitativa, de que tendremos las garantías de que en plena colaboración con Rusia los países de la OTAN no desenvolverán sus propios sistemas que perturbarían la estabilidad estratégica y debilitarían el potencial estratégico ruso.
A fuerza de lo dicho la diplomacia rusa propuso un enfoque gradual al tema: en la primera etapa ambos lados investigarían mutuamente los riesgos reales procedentes de cohetes de terceras partes para entender si serían capaces de convertirse en una amenaza; y aun en la segunda se elaboraría el sistema adecuado a dichos riesgos que facilitaría el manejo y el control conjunto.
El alto funcionario de Asuntos Exteriores de Rusia destacó, al mismo tiempo, la importancia del diálogo propuesto para la agenda de la cumbre de Lisboa. Indicó que su país cuenta con la idea de un documento vinculante con la Alianza para un refrenamiento militar recíproco. El proyecto de tal acuerdo sería el aporte ruso en la agenda de la cumbre de noviembre, dijo Grushkó en su comentario tras clausurar el telepuente.
Además aseguró que Moscú iría hacia el encuentro con los líderes de la Organización con una posición abierta respecto a la adaptación del Tratado de limitación de armas convencionales que está bajo una moratoria desde el 2007. “Si queremos una estabilidad en el control de los armamentos, no hay que crear en el camino hacia este objetivo unos obstáculos artificiales políticos”, admitió el ministro adjunto.
Anteriormente en el Estado Mayor de las FF. AA. de Rusia declinaron una proposición semioficial de una delegación militar atlántica de ingresar en la Alianza, con motivo de que ni el pueblo ruso, ni el Ejército no estén preparados para eso, porque la Federación y la OTAN “tienen misiones diferentes y fines divergentes”.