Francia paralizada por las protestas: vuelve mayo del 68
Francia está sumergida en una oleada de protestas por quinto día consecutivo. Las 12 refinerías del país se han sumado a la huelga que polariza la sociedad francesa en contra del impopular plan de reforma del sistema de pensiones que prevé aumentar la edad de retiro de los 60 a los 62 años.
Las refinerías que alimentan los aeropuertos de la capital han sido paralizadas, amenazando con la cancelación de los vuelos y la reducción de los servicios de ferrocarril. Los representantes del aeropuerto de Orly tratan de tranquilizar a la población asegurando que todavía quedan reservas para 17 días más. La sociedad Trapil que gestiona un oleoducto bloqueado informó de que la situación del Charles de Gaulles es más complicada, pues cuenta con combustible hasta el lunes.
Por si fuera poco, los sindicatos convocaron a tomar las calles de la ciudad y taponar las autopistas con camiones. Los trenes circulan a una velocidad muy baja, así que un viaje que habitualmente dura 30 minutos se convierte en una travesía de dos horas. Uno de los sindicalistas, Cristophe Hiou, se preguntó por televisión: "¿Qué más tenemos que hacer para que nos oigan?".
Por su parte, los estudiantes que se han manifestado a lo largo de los cinco días, siguen bloqueando las universidades y organizan manifestaciones 'relámpago' por todo el país para obligar al Gobierno a replantearse su decisión. Las movilizaciones estudiantiles ya han sido comparadas por los expertos con los sucesos de mayo de 1968. El viernes la policía antidisturbios utilizó gases lacrimógenos para dispersar a cientos de jóvenes en la ciudad de Lyon. Tras los enfrentamientos, varios policías resultaron heridos y decenas de estudiantes fueron arrestados.
Mientras tanto, el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, al parecer no está dispuesto a darse por vencido. El proyecto gubernamental sigue adelante y, si todo transcurre según lo previsto, el miércoles será aprobado por el Senado. El mandatario galo afirmó en su discurso que "la reforma de las pensiones es un deber". "Es un deber asegurar las pensiones para los trabajadores de hoy y para sus hijos. ¿Qué pasaría si no hubiera dinero para pagar las pensiones de los jubilados más débiles?". Insiste en que es la única manera de contener el incremento del creciente déficit anual, que alcanzará los 50.000 millones de euros para el año 2020.
Hasta que se apruebe el plan, el país vivirá nuevas tensas jornadas de protestas: los manifestantes tampoco pretenden ceder.